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Aristóbulo Pachevko – El alquimista de la fruta

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Aristóbulo – Hola. Deme un quilo de papas y otro de zanahoria.



Ése que compra verduras es Aristóbulo Pachevko, un hombre sencillo, alquimista y fanático de la ensalada rusa. Paseaba por la feria franca de los sábaos y observaba con inusual deleite las exóticas frutas que se ofrecían en los mostradores, cuando de repente…

Mutantes – 15to devenir – El ilusionista desaforado

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Cuenta la leyenda que la pobreza y la desigualdad existen con la finalidad de perpetuar una condición de poder asimétrica, de manera tal que aquél ue se encuentre en la posición más desfavorecida dentro de la pirámide social, difícilmente pueda mejorar su situación.

Pero un joven pudo escapar de este círculo vicioso... el día en que mutó.

La serpiente se muerde el OGT

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Me siento en un bar, perseguido por el tiempo, apurado por terminar este artículo a tiempo antes de tener que ir corriendo hacia ciudad universitaria a cursar un seminario sobre gestión de proyectos teatrales. Yo me pregunto después de esto, ¿qué voy a hacer yo haciendo gestión, si lo mío ha estado siempre lo más alejado posible de los números? Pero bueh, a veces hay que hacer un poco de números, ¿vio? Sobre todo a fin de mes, cuando uno tiene que estirar los centavos hasta que se conviertan en alambre de cobre, para comprar arroz, fideos, polenta... porque apenas empieza el mes, cuando uno tiene un poquito de plata, uno que es medio colgado con estas cosas, te engolosinás y decís “fooo, qué hago con todo esto”, te comprás las cervezas más caras, almorzás una semana con filetes de salmón rosado, comés sushi, que siempre es una estafa, porque te cobran cinco mangos un centímetro cuadrado de arroz, sí, el mismo arroz que vas a comer a fin de mes, y al llegar a la segunda semana, decís “me quedan X mangos para tirar hasta fin de mes”, y ahí empezás a recapacitar... claro, el mes pasado te pasó lo mismo, te preguntaste lo mismo al tener toda esa plata en el bolsillo y terminaste haciendo cualquiera. Y en ese momento, cambiás de opinión; porque todos tenemos un momento en que cambiamos de opinión, y generalmente sucede cuando tenemos la corbata ajustada contra la glotis y “empezamos a hablar como si Don Corleone nos estuviese haciendo una propuesta imposible de rechazar”.

Aristóbulo Pachevko – El transmutador de la raza

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Aristóbulo – [estornuda] Malditos ácaros...



Ése que acaba de estornudar es Aristóbulo Pachevko, asiduo estudioso, dueño de una biblioteca babilónica y alquimista. Estaba poniendo a prueba sus anticuerpos leyendo un ensayo de hace ciento cincuenta años titulado: “La que se viene cuando le hagan caso al delirio de Julio Verne”.

La lectura avanzaba con fluidez hasta que un tipo de cabeza rapada ingresó a su despacho.

Mutantes – 14to devenir – El pacto diabólico

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Cuenta la leyenda que la música es el eco del paisaje que lo inspiró, una fractura del lenguaje, un recuerdo de los orígenes.

Pero un joven fue capaz de crear sus propios inicios... el día en que mutó.

Aristóbulo Pachevko – El conspirador del transporte

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Aristóbulo – ¡Hm! ¡Qué rico está esto! [con la boca llena]



Ése que está degustando su lemon pie, es Aristóbulo Pachevko, un hombre de edad media, narcisista y alquimista. Acababa de probar su propia obra cuando se le ocurrió leer un libro sobre las Fluctuaciones de la Raza y el Cloruro de Sodio, ensayos sobre diseños domésticos posmodernos racistas. De pronto, su lectura fue interrumpida por una adolescente que pasó frente a su local con una remera con ostensibles errores de ortografía.

Leche cuajada

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El miércoles a la siesta, antes de la ola polar que me obligó a quedarme encerrado en casa, no vaya a ser que me enferme de nuevo, que tengo que seguir viviendo, trabajando y disfrutando de todo el tiempo posible con mi novia, en fin, miércoles a la siesta, me siento en un bar completamente al azar... bueno, no, al azar no; escruté los precios de todos los bares de la gorra céntrica de Córdoba. Digo “gorra” porque me niego a utilizar el trillado y facho término “casco céntrico”.

Me siento a tomar una cerveza después de pasar más de siete días sin haber probado una sola gota del elixir de la vida eterna. Me pongo a leer un par de artículos que me pasó el productor, Mateoso Yadarola, mientras manoteo un trago de birra, un puñado de maní, dos de birra, uno de maní, tres de birra, uno de maní... El maní me estaba secando hasta el líquido céfaloraquídeo. Estaba más salado que el precio del combustible. Digo esto basado en lo que me dicen los taxistas, porque casi siempre ando a pata y no me fijo en el precio de la nafta y generalmente, me ne frega. A lo sumo, me afecta en el precio del taxi, o en el precio agregado por el transporte de los productos que compro para sobrevivir.

Apoyé, sí, la iniciativa de recuperar el control de la YPF porque era por demás absurdo que la explotación del petróleo argentino estuviese en manos extranjeras.

Lo mismo opino sobre la minería, así que no se hagan los giles, porque ya voy a hablar de ustedes.

El tema es que ahora lo de YPF no era tan así como lo pintaban, el martes firmaron un acuerdo entre YPF y Chevrón para explotar hidrocarburos no convencionales en la formación Vaca Muerta... qué nombre. Por favor, si van a echar mocos, no me la dejen tan fácil para hacer chistes. Lo voy a ignorar para no darles con el gusto. Es que me resultaba absurdo, ¿para qué expropian la vaca, si van a dejar que otro la ordeñe?

Mutantes – El jipi numerado

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Cuenta la leyenda que los ojos sólo son un filtro que evalúa la realidad y la codifica de acuerdo con nuestro propio modelo de mundo. Dicen los sabios que no podemos mirar nada sino a través de nuestros fantasmas...

Pero un hombre pudo ver la realidad desde un punto de vista que no le era propio... el día en que mutó.

¿Qué diría Lisa Simpson?

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Me siento en un bar con el productor de este programa. Pedimos ambos un ron con agua y limón porque estábamos con la garganta afectada por la moda de enfermarse con el cambio de clima.

Como hacía tres semanas que no caía al bar, el barman despechado me sirvió una bestialidad con 80% de ron y un protector bucal de limón para quemarme el hígado y los mocos.

Eso me pasa por dejar abandonados a los colegas consuetudinarios de esta columna.

Bebo con la ñata arrugada el brebaje asesino y descubro un mundo nuevo... un mundo sinuoso que se asemejaba a los recorridos de la Pantera Rosa a través de las puertas pintadas en las paredes. Imágenes surrealistas se cruzan en mi camino: relojes derretidos, martillos caminando, Ricardo Fort sin cirujías, De la Sota diciendo que éste era un gobierno progresista, Méndez anunciando un avión a Japón, Bono haciendo apología de la soja transgénica... y me caigo del asiento... ¿qué carajo pasó? Venía alucinando con cosas que pasaron realmente y de pronto me encuentro con que Bono estaba acompañando al glifosato.

Aristóbulo Pachevko – El mentor del apetito

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Aristóbulo – [tose] Carajo... me sumé a la moda de estar enfermo... [tose]



Ese que tosió es Aristóbulo Pachevko, intelectual, estudioso, alquimista y portador de la famosa gripe A, o no, pero a nadie le importa, apenas se enteran de que tiene gripe, salen corriendo.

Aristóbulo se había comprado una caja repleta de barbijos hipoalergénicos, anatómicos y con todas las normas ISO para evitar todo tipo de contagio... pero eso no era suficiente. Los potenciales clientes llegaban a su gabinete y con sólo ver que se parecía a un combatiente del Mortal Kombat, salían corriendo. Pero, después de cuatro horas de infructífera espera, justo cuando empezó a leer “Carta a Murakami”, de Kafka, alguien decidió quedarse y enfrentar todo tipo de virus.

Mutantes – 12do devenir – El fracturador cervical

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Cuenta la leyenda que la atención es un bien preciado que, en algunas personas, privilegiadas o no, budistas o musulmanas, humanos o delfines telépatas, puede prolongarse durante mucho tiempo. En algunos rincones de la Gran Ciudad, existen personas capaces de sostener la mirada fija durante tanto tiempo que harían pestañear a la Gioconda.

Pero un joven demostró que toda concentración es frágil... el día en que mutó.

Poseídos por la nada

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Me siento a tomar una cerveza en un bar en el campus de la universidad, en medio de una cadena de mesas plagadas de botellas vacías, y me doy cuenta de que tengo más hambre que Frodo en medio de Mordor. Después de haber caminado kilómetros, desestimo toda posibilidad de levantarme, los pies se han vuelto tan pesados que mi humanidad se niega a aplicar todo tipo de fuerza para cambiar mi condición de reposo.

Me senté ahí para celebrar el exitoso cursado de este semestre y para hacerle pito catalán al barman que me clavó una escena de celos la semana pasada por no haber ido a la habitual oficina literaria.

Aristóbulo Pachevko – El previsor del mercado

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Aristóbulo – [ronca, suena un despertador, lo apaga y sigue roncando]



Ese que ronca es Aristóbulo Pachevko, un señor de unos cincuenta años, de una contextura mediana y de una pereza sin parangón. Eran ya las doce del mediodía cuando se levantó de la cama porque se le iba a hacer tarde para dormir la siesta. Se preparó un completo desayuno que tenía desde frutillas hasta milanesas de ajolote, mientras leía un ensayo sobre “el rol género y la hospitalidad de los esquimales”. Pero no tardó demasiado en ser interrumpido por un cliente. Marcó su libro con una tapa de frasco de mermelada y dijo:

Mutantes – 11vo devenir – El cálculo caótico

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Cuenta la leyenda que las estructuras pueden llegar a ser tan inflexibles que el más ínfimo movimiento en el suelo produce una reacción en cadena que tiende a destruirlos. Sólo el aleteo de una libélula en Japón puede producir un colapso en la bolsa de Wall Street. Esto significa que la multiplicidad de variables hace que todo sea, en cierta medida, impredecible.

Pero un hombre pudo controlar las probabilidades en la palma de su mano... el día en que mutó.

Muros

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Esta semana, fui al bar y los empleados me cuestionaron mi infidelidad con el bar porque estuvieron escuchando el programa pasado y se enteraron de que estuve escribiendo en mi casa. De pronto me sentí acosado por los tipos que se encargan de servirme la birra. Y encima, como andaban en modo “despechado”, no me dieron maní. Mala gente... llevo dos semanas sin maní con la cerveza y corro riesgo de padecer síndrome de abstinencia.

De pronto, mientras me dispongo a escribir un radioteatro, siento la presencia de un tipo a mi izquierda... me mira fijo, lo sé porque si mirase más fuerte se empezaría a derretir mi lapicera. Trato de hacerme el boludo, pero no sirve... se dio cuenta de mi deliberada ignorancia y me dice “¿me das una moneda?”

Aristóbulo Pachevko – El cebador de la ética

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Aristóbulo – [tose] Uh... con esto de la gripe omnipresente, las noticias me están afectando...



Ése que se quejó, es Aristóbulo Pachevko, un hombre que no cree en nada, un tipo de la ciencia, de los microscopios, de la empiria dura, del método cartesiano y de la alquimia.

Su consultorio se corona con un cartel que dice “El alquimista de los sueños”; un enigma publicitario, una carnada ficticia para peces curiosos y desesperados. Pero no siempre iban a morder los mismos peces...

Mutantes – 10mo devenir – La gourmet desmembrada

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Cuenta la leyenda que, detrás de cada esfuerzo evidente hay una estructura que lo hace todo más fácil. La Gran Ciudad es un compendio de recetas llevadas a cabo, fórmulas pre-escritas para ahorrarles tiempo a los que se hacen llamar artistas.

Pero una mujer consiguió convertir el azar en una nueva forma de germinar rizomas... el día en que mutó.

Morbo colectivo

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Esta semana, me senté en mi casa, con una cerveza y un cenicero... me sentí un infractor contra la ley, porque no tenía maní... Me dio paja ir al almacén, otro gran pecado... la pereza sólo es un pecado cuando se relaciona con buscar el maní para complementar la cerveza. Salgo a buscar algo en la heladera, con poco éxito... Moriré de hambre.

Prendo la televisión y escucho a un periodista que habla como si fuese una mezcla entre el detective Auguste Dupin y Robocop. El tipo dice: "No hay semen en el cuerpo de Ángeles. Se puede hablar de sexo oral, pero eso queda en la cabeza de cada uno".

De pronto, me sentí sobredosificado con mal gusto. Lo feo de eso, es que yo era el que hacía chistes de mal gusto. Me sentí reemplazado por un tipo que habla con cara de que todo fuese la verdad absoluta, casi de origen divino. ¡Salve, oh, Señor del Periodismo independiente! Ilumíname con tu verdad, oh, Señor.

Y de pronto escucho una serie de averiguaciones basadas en datos que surgen de lo que se dice en los baños del juzgado...

Aristóbulo Pachevko – El exorcista de los deseos

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Aristóbulo - [sorbo de mate] Ajjj... está lavado.



Ése que se quejó, es Aristóbulo Pachevko, un hombre serio, concentrado y alquimista. Estaba esperando en su consultorio. Abandonó su mate feo con hierba reciclada y, resignado, se puso a leer un libro de “anatomía molecular y su aplicación en los rituales budistas”.

De repente, un hombre ingresó malhumorado. Aristóbulo marcó la página del libro con una boleta del gas y dijo:

Mutantes – 9no devenir – La construcción estocástica

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Cuenta la leyenda que algunas personas se caracterizan por una rigidez tal que todo lo que tocan se convierte en concreto. No hay palabra en su boca sin cimientos ni argumento sin vigas. Cual reyes Midas, sus manos solidifican hasta el vacío mismo y el agua se bebe como gelatina.

Pero un joven descubrió que la solidez puede nacer del azar... el día en que mutó.