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August Waterparties

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Sin dudas, el señor August Waterparties representa un caso singular en el panorama literario de fines de las décadas de los ochenta y noventa. Mucho más arduo que encasillar su obra en alguna corriente estética conocida, ha sido ignorar el tema que lo obsesionaba y que lo llevó a tener una vida errante, tanto en lo literario como en lo personal.

Así es… como todos conocemos, August detestaba “la felicidad” en todos sus niveles. Obsesionado con el término y lo que implicaba, lo estudió de manera exhaustiva durante años, y como ilustración a lo que estamos contando, citaremos una de sus frases más célebres: “Si la religión es el opio de los pueblos, y la biblia es un libro de ficción, la felicidad seria como estudiar la guia telefónica bajo los efectos de un ácido lisergico”.

En su obra más temprana, encontramos innumerables ensayos históricos sobre el origen del término, tales como: “Los epicureos son los que más lloran” o “Platón siempre navego a vela y a vapor”, donde desenmascara los supuestos logros de los pensadores griegos y los critica ácidamente por establecer la base de un concepto desde el cual toda reflexión posterior quedaría limitada.

Sin duda encontramos una coherencia entre su vida y sus escritos, como pocas veces sucede en artistas tan menores. Carecía naturalmente de amigos, y sus novias lo describían como “un cliente educado y fino, pero alérgico al trato emocional”.

Compañeros de juerga lo recuerdan como una persona lúcida y carismática, pero proclive a la deserción de las mejores fiestas. En lo mejor de la noche, abandonaba los recintos en donde la alegría parecía estallar a granel y caminaba sin rumbo como poseído de un desencanto ancestral que nadie comprendía.

Sus escritos más sorprendentes, son los de su segunda etapa, donde apunto contra las instituciones burguesas, el romanticismo y la vida heroica.

En su ensayo más punzante sobre el matrimonio, titulado: “Mirá el chiste que te hizo el tiempo”, ridiculiza los intentos románticos por salvar la unión conyugal a través de una sana convivencia o en nombre de la felicidad de los hijos, pero es mucho mas cruel con los se jactan de “eternos solteros calaveras”, llegando a postular la pena capital a ese tipo desagradable de personas supuestamente independientes.

Los vecinos de su barrio son el testimonio más sólido de una vida marcadamente antisocial. Jamás asistió a una reunión de consorcio y se registran casos de porteros a los que ni siquiera miró en diez años de convivencia diaria.

Su carácter hosco lo llevo al borde de la muerte cierta vez que el edificio tuvo un principio de incendio a la madrugada de un sábado. El personal de bomberos que evacuaba los departamentos toco a su puerta y le advirtió que las llamas rodeaban su vivienda. August se limito a contestar: “Eso seguramente te lo contó tu hermana”. Al parecer los servidores públicos tuvieron que tirar la puerta abajo para salvarle la vida y proceder con un desalojo a puntapié limpio.

Ajeno a toda pretensión de felicidad, pero amante del futbol desde muy joven, decidió hacerse hincha de Racing de Córdoba, para poder ejercer su pasión sin temor a un pico inesperado de alegría o buen futbol.

Creemos rastrear aquí las bases de uno de sus artículos más populares, publicado por la revista el gráfico en el 94, que llevaba como titulo “Navarro Montoya siempre quiso ser puntero izquierdo”, y donde detalla minuciosamente la relación existente entre futbol y política, haciendo un paralelo más que interesante entre el gobierno de Isabel Perón y la barrabrava de Chacarita Juniors.

No queremos olvidar en esta apretada crónica la última y más rica parte su obra: La Poética de August. Desengañado del poder de explicación y comunicación de los ensayos y artículos periodísticos, el señor Waterparties desarrollo una tardía afición al verso libre que desorientaría a sus seguidores de la primera hora, al punto de tildarlo de traidor. Pero es sin duda ésta, y no otra parte de su extenso legado literario, la que nos lleva a una más clara síntesis de su pensamiento, a veces excesivamente complicado. Para finalizar esta breve reseña, leeremos su sentido poema “No cuentes conmigo”.


En el momento cúlmine de la FELICIDAD….
No cuentes conmigo.
Si tu día fue pésimo, si te echaron del trabajo, si tu novia te abandonó…
No cuentes conmigo.
Si estas contento con la ley de medios, el matrimonio gay, o el quinto puesto en el mundial….
No cuentes conmigo.
Si te va bien con la familia, el trabajo es prospero, y el futuro prometedor…
No cuentes conmigo.
Si acabamos de asaltar un banco, nos persigue la policía y tenemos que repartirnos de urgencia el botín…
No cuentes conmigo.

Si te parece que un amigo es alguien que está con vos en las buenas y en las malas,
Si te parece que el amor es algo por lo que vale la pena sufrir,
Si crees que el trabajo dignifica y te hace mejor persona,
Si estás ansioso de compartir tus sentimientos y opiniones,
Haceme un favor, llamame por teléfono, así puedo decirte en la cara: “No cuentes conmigo”.


Sin duda August Waterparties fue despreciado por el lector promedio por su dramática tendencia a negar la felicidad. Es que resulta muy angustiante no poder aspirar a un estado de bienestar o gracia, ya sea material o espiritual, ya sea pasajero o duradero.

Pero en realidad lo que nuestro escritor señalaba es una paradoja del lenguaje: Lo que llamamos felicidad, desaparece en el instante que lo identificamos. El simbolo, como recurso de destrucción de lo simbolizado. El amor, atrapado en el dibujo nefasto de su nombre.

Pero, a pesar de todo y solamente por ahora, parece ser lo mejor que tenemos…

Carta fundamental

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11/09/2007

mis preciosos:
será ésta la única vez que envíe un mail para recordarles el encuentro que tenemos el viernes en lo del mítico con el objeto de pergeñar proyecto radial. no le hagan perder el "valioso" tiempo a los que deben alimentar bocas con el esfuerzo genuino que implica la búsqueda y consolidación de la libertad...
resta que jean paule indique horario de la reunión cumbre, como así también el posible menú a degustar en la trascendental ocasión. desde ya les adelanto la posibilidad de llevar a radio nacional nuestra alocada idea que, a manera de irónica sugerencia, podría llamarse "los siete jinetes del apocalipsis"...
hasta la vista y cumplan sus promesas con hervor en los pechos!!!
don victorio, vicepresidente

Amanda

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El primer amor de Amanda fue el partero que le sacudió un cachetazo en la nalga izquierda.
Esta enamorada de todo en la vida, de su vecino, de su osito de la infancia, del florero, de los platos, de los vasos, incluso, de la grasa que se junta en le extractor de la cocina.
Lee con un amor, respira con un amor, ama con un amor que es envidiable.
Amor al arte
Todo ese amor incondicional le regalo: una hernia de disco por amor al deporte, una gran deuda cuando pasaba por enfrente de una subasta, por amor al arte y seis divorcios. Permaneciendo desconsolada hasta que se le cruza otro hombre y Amanda se enamora irremediablemente no porque él fuese de atributos magníficos, sino por hombre nomás.
El amor la ha convertido en una mujer de aspecto decrepito a muy temprana edad, Amanda no come, no duerme, se golpea con todo objeto cercano y no es sino por ese estado de enamoramiento perpetuo que carga por la vida.
Cae en depresiones cuando se le marchita una hoja de una planta del patio y llora sin consuelo si se le cae una gota de su tan amado café sobre su tan amado piso.
Amanda ya no sale de casa.
No mira ni por la ventana.
Amanda le teme a su amor.

Six feet under

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Morto che canta
No hubo angelitos para Rolando, no hubo luz al final del camino, solo ese traje de carne que llevaba desde que nació.
Vaya a saber que planilla no llenó, en ese cielo de cosas que uno nunca sabe, que a Rolando le toco un andar de muerte después de muerto.
Rolando disertaba, ante gran concurrencia, sobre como transcurrir sin esa certeza, como no correr a toda velocidad a la única meta de las cosas.
A los 65 y después de muerto el único problema que empezó a tener Rolando fue pudrirse de cuerpo y de la gente. Y andar y andar, prófugo de lo que nadie escapa.

Sobremesa

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Evaristo se disponía a comer el postre, era su preferido, frutillas con crema. Comenzó la sobremesa con paciencia, tomaba una frutilla la untaba en crema y se la comía, una detrás de otra. Miraba como se le acababan las deliciosas frutas cuando de pronto una ansiedad le crecía adentro y consumía con más ganas.
Con cada fruto su ansia engordaba.
Evaristo ve llegar a la última frutilla y exasperado engulló la crema. Sin crema pero más desesperado se alimento con el plato, el vaso, los cubiertos y el mantel todo untado en mayonesa. La desesperación crecía mientras mas comía y se devoro la mesa y la silla con un toque de sal a su gusto. Evaristo devoró así todo lo que se podía comer y no.
Alteradísimo viendo que no había que masticar, comienza a comerse las uñas, continua por sus manos, sus codos, sus piernas y todo su cuerpo.
A Evaristo le quedaron los dientitos en el aire como botones.
Que cayeron la piso y quedaron muy lejos como para comerse entre si.



Trabajo de parto

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Feliciano Rodríguez había adoptado como costumbre parirse.

Cuando la monotonía lo agobiaba, decidía concebirse en él mismo y empezaba de nuevo, con la espléndida primera luz de recién nacido que ya nadie recuerda; luego a caminar, a hablar, a comer, a mentir, a enamorarse, a hacerse personalmente persona.

Un día, Feliciano, entre parto y parto, conoce a Eduviges. Sabiéndose feliz le propone casamiento. Eduviges le propuso que si de verdad quería casarse con ella, le tendría que confiar su secreto de auto parto. Feliciano le enseño hasta la última maña para renacer con todo el decoro del mundo.

Eduviges, no siendo poco su aprendizaje, le pidió a Feliciano que la asistiera en su propio parto y le propuso que la esperara hasta ser una joven hermosa para contraer nupcias. Feliciano, con el mayor amor de todas sus vidas vividas, una detrás de otra, acepta y promete que hasta que no se casen el no se nacería.

Cuando estuvo todo listo, ella se dio a luz, toda de rosa, a los brazos de Feliciano.

Eduviges tuvo sus primeras fotos desnuda en el fuentón de lavado, su primer triciclo, su primer día de escuela, su primer corpiño.

Un buen día siendo una señorita en edad de merecer, Feliciano, entrado en años, llega a su casa y le recuerda su promesa.

Dos días después, Eduviges huyó con un compañero de secundario.

Se dice que ella es de casarse con hombres muy mayores y adinerados, y es de parirse cuando ellos mueren.

Y que Don Rodríguez murió de viejo.