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Thelma y Louis (o como construir una tragedia)

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Thelma es un ama de casa convencional. Louise trabaja como camarera en una cafetería. Juntas se ponen en marcha conduciendo un Thunderbird descapotable del año 66, en lo que debía ser una excursión de solo dos días.

Esos dos días les bastan y sobran a Thelma y Louise para descubrir lo que está latente en todas las vidas, pero se manifiesta claramente en pocas. Descubrir que el amor humano es la unión de dos seres sujetos al tiempo, al espacio y sus accidentes.

Vamos a ser más específicos, porque los accidentes del tiempo y el espacio son numerosos y complicados. A ver: El cambio, las pasiones, las familias, los esposos, el trabajo, la enfermedad, los bares, las rutas, las injusticia, otros amores, las bebidas baratas, la estupidez, las malas decisiones…..la muerte.

Misivas ocultas: El eterno ausente

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Hubo un tiempo en que una confidencia, una propuesta, una idea o una declaración amorosa era plasmada en lápiz y tinta, para luego ser pasada de mano en mano hasta que llegase a destinatario. Hoy todo eso ha cambiado: los celulares, internet y las nuevas tecnologías, hacen todo más efectivo, efímero y real.
Pero las cartas han hecho historia: Hay una carta detrás de la prematura muerte de Tutankamón, detrás de la derrota de los cántaros, de la pérdida del imperio español, de la emergencia del cubismo, o de un “quiero vale cuatro” inesperado.

Y este es también el instrumento, mediante el cual nuestro corresponsal en Alberdi ha mantenido comunicación con el Programa de los monos. Ya sabrá el oyente asiduo, la trayectoria radial de Silvio: Intento entrar al programa redactando reportajes, luego paseo sin rumbo por temas literarios o cinematográficos que tampoco nos cerraban del todo, hasta que por fin dió con….. quizás, sus ocultas intenciones. Todos conocemos que sus temas favoritos de un tiempo a esta parte son ignotos cantantes de blues o jazz, de la década del 30 del siglo pasado y delincuentes, de mayor o menor rango, pero todos abyectos y pocos dignos de homenaje.

Misivas ocultas: Billie Holiday I

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“…Estaba gorda la primera vez que la vimos, amplia, brillantemente hermosa, gorda. En aquel momento parecía que nunca volvería a ser una matrona, alguien real y sensible que llevaba dinero al banco, firmaba papeles, tenía cortinas a la medida, trajes colgados y zapatos por pares, dorados y plateados, blancos y negros, listos. Qué extraña y traicionera aparición era esa, una locura, porque nunca fue una mujer menos esposa o madre, menos apegada; ni siquiera podía parecer fácilmente una hija. Poco recordaba la lastimosa dulzura de una jovencita. No, ella era reluciente, sombría y solitaria, aunque desde luego nunca estaba sola, nunca. Señorial, siniestra y absolutamente decidida.

Los labios cremosos, los párpados pesados, el violento perfume –y en su voz eles y erres tropicales–. Su presencia, su canto, creaban una inflamada ansiedad. Largas uñas rojas y el sonido de las guitarras electrificadas. Ahí estaba una mujer que nunca había sido cristiana.

Misivas ocultas: Skyp James 30 años después

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“…Peferiría ser el Diablo, que ser el hombre de esa mujer ”. Curiosa frase para ser parte de una canción de un hombre profundamente religioso, que dificilmente se hubiese permitido licencias poéticas de este tenor. Pero la historia de Skyp James, que hoy retomamos, está tan desbordada de contradicciones, misterios y escenas increíbles y espantosas….. que la expedición de Dante a los circulos del infierno en “La comedia”…. nos sabe a una fiesta de disfraces deprimente. Y…. justamente en esta frase del blues “DEVIL GOT MY WOMAN” puede estar la clave de una vida tormentosa.

Refresquemos un poco la memoria:… Nacido en una plantación de Bentonia, Misisipi en el sur Estadounidense en el año 1902. James fue hijo de un predicador baptista, que fabricaba alcohol ilegalmente durante la década de la Ley Seca. Como tantos otros descendientes de afroamericanos, trabajó en las plantaciones de la zona, y fue uno de los miles músicos negros que vagaban por el Delta del gran Río, en épocas de segregación racial y tinieblas económicas.

Misivas ocultas: Harry Houdini

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Erich Weiss nació en Budapest, Hungría, el 24 de marzo de 1874. Era hijo de Mayer Samuel Weisz y Cecilia Steiner. Tenía cinco hermanos y una hermana. Su familia judía emigró a Estados Unidos, cuando sólo tenía cuatro años.

Se dice que los Weiz sufrían dificultades económicas enormes.
Se dice que Erich empezó a trabajar desde muy pequeño.
Cuentan las viejas del frío Winconsin, que a los 11 años trabajó como aprendiz de cerrajero. Hay quien nos comento que pasó por algún circo como contorsionista. Aseguran fuentes fidedignas que su hermana era muy hermosa, no hemos podido chequear esa información, pero todos deseamos que sea cierta.
De lo que no hay duda es que a los siete años Erich tuvo un accidente en un río, y estuvo a punto de perecer ahogado.

Misivas ocultas: La ley seca

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En la gélida medianoche del 17 de enero de 1920, uno de los más arraigados hábitos de la sociedad norteamericana hizo un cortocircuito: la Enmienda 18 entró en vigencia y legalmente se puso fin a la importación, exportación, fraccionamiento, trasporte, venta o elaboración de toda bebida alcohólica.
“Esta noche, un minuto después de las doce, nacerá una nueva nación,” declaró el Senador Michael Volstead, impulsor de la nueva norma, con optimismo. “El demonio de la bebida hace testamento. Se inicia una era de ideas claras y limpios modales. Los barrios bajos serán pronto cosa del pasado. Las cárceles y correccionales quedarán vacíos; los transformaremos en graneros y fábricas. Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres y reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puertas del infierno.”

Misivas ocultas: La orquesta siguió tocando

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No hemos tenido suerte los monos con los cronistas de esta modesta sección. Las misivas de Silvio nunca terminaron un ciclo en paz, y en sus dos temporadas tuvieron un corte abrupto e inesperado cuando se acercaba el final de año. El imprevisible escritor de Alberdi nos susurraba al oído sus marginales historias, y cuando el tipo estaba seguro de que la audiencia le prestaba su máxima atención….dejaba el final abierto. Y en este punto debo aclarar mis palabras: que no se entienda con esto del final abierto el empleo del viejo recurso literario donde se sugieren múltiples lecturas del ocaso de una historia, no. El escritor de Alberdi desaparecía de forma concreta, es decir abandonaba la escritura, y abandonaba también el contacto con este programa intempestivamente y sin aviso previo.

Pero Silvio no fue el único ni el peor. Bastará solo con nombrar a Olivio Duran y su impresentable Cine Negro, para confirmar nuestra mala fortuna. A principios de este año y con el mismo “modus operandis”, el excéntrico cineasta de Alberdi nos hizo una gambeta extraordinaria al enviarnos solamente 3 capítulos de su inclasificable obra y esfumarse sin excusas ni vergüenzas. Este segundo fracaso, a pesar de ser contundente, no nos desanimó. Y mantuvimos la compostura sin dar importancia a la atroz sugerencia de algunos intelectuales de café, que nos gritaban con una seguridad de licenciado universitario que Silvio y Olivio Duran eran la misma persona.

Por último llegó Chubut, Santa Rosa y después. Columna que fue aceptada por nuestra producción casi sin objeción, porque primo una urgencia que siempre agradecen los novatos escritores: El vacío. O dicho de una manera más sincera: No había otra cosa para llenar el espacio.

Desde el primer envío de la flamante nueva sección, hicimos fuerza para ignorar un dato inquietante: Aquellos relatos fantásticos, escritos por un alma atormentada, anónima y al borde de la locura, tenían la dudosa coincidencia de desarrollarse en el mismo cruce de caminos donde Silvio nos situaba el bar que le servía de atelier literario.

Pero, dejando de lado cualquier teoría conspirativa, hay una verdad que se impone concretamente: Chubut, Santa Rosa y después… al menos este Domingo, está ausente sin aviso. Y mientras en la cocina del programa, nos hacemos un serio replanteo sobre las dificultades de admitir secciones de un barrio tan inconstante y fugaz, como lo ha demostrado ser Alberdi, o al menos sus escritores, hoy daremos a conocer algunos párrafos de la correspondencia pérdida de Silvio.

El Cine Negro de los Monos 0: “Mi zunga de leopardo”

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La ausencia de Silvio generó una escalada literaria en Alberdi. Al desentenderse la policía del paradero del taciturno escritor, empezaron a surgir numerosos mitos y leyendas en torno a su figura. Se tomó la esquina de Santa Rosa y Chubut como un lugar simbólico, de peregrinación de fanáticos que pegan en las aceras pequeños dibujos de guitarras blancas, o dejan, reverencialmente restos de sanguches de milanesa en los umbrales de las puertas.

Algunos escépticos llegaron a afirmar que Silvio jamás había existido, que era una pantalla de humo para tapar otras cosas mas graves. Otros, igual de descreídos, llegaron a la conclusión de que es imposible que una sola persona se encargue de repartir relatos de antiguos blusistas todos lo domingos del año, casa por casa.

Sin embargo, hay un grupo de literatos que difunden y nutren su leyenda. Es el caso del filólogo M.Lynch, que desde su estudio situado en Coronel Olmedo y 9 de Julio, nos comentaba lo siguiente:

Misiva Lasciva XXI: “De Alberdi”

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CHANGO RODRIGUEZ: “…Yo tengo un mundo diferente en mis manos. Yo tengo mi guitarra y mi canto, y eso es mi vida. Las canciones que han salido de mí, traspasaron las fronteras y están en la calle. Es como si yo estuviera en libertad…”

Más allá de el dolor tremendo de las cuatro paredes de la celda en el pabellón once de la penitenciaría de San Martín, el chango Rodríguez hacia estas declaraciones a una revista de folklore argentino allá por el año 1966, tres años después de ser encarcelado por el asesinato de un hombre de apellido Alvarez.

Misiva Lasciva XX: “El desvanecimiento de Hendrix”

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No se puede determinar con certeza a que hora colapso Hendrix. Se sabe, eso si, que a las 10: 45 de ese glorioso Lunes, quedo registrado el llamado oficial a los paramédicos. Jimi se había desplomado detrás del escenario tras dar un concierto histórico de más de dos horas.

Mucho mas temprano, esa mañana del 19 de Agosto de 1969, Jimi Hendrix llevaba despierto alrededor de 3 días, y el resto del grupo tampoco había dormido demasiado. Se hablaba de una multitud de proporciones bíblicas, y lo paradójico es que Hendrix seguía con cierto pánico escénico, y hasta esa fecha, había tratado de evitar tocar frente a multitudes, prefiriendo teatros y lugares pequeños.

Misiva Lasciva IXX: “Estaba en llamas cuando me acosté”

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No se puede determinar con certeza a que hora comenzó el incendio. Se sabe, eso si, que a las 11:45 de ese tristemente célebre Miércoles, quedó registrado el llamado oficial a los bomberos. Un vecino del edificio de al lado divisó el humo negro saliendo por la ventana del octavo piso y no tuvo dudas: el departamento del escritor de Alberdi había sido, por fin, ganado por el fuego.

Cerca del mediodía, todos los habitantes del edificio siniestrado habían sido desalojados por precaución. Todos se encontraban en la calle, algunos en paños menores y con objetos de valor que podían transportarse bajo el brazo. Todos se preguntaban lo mismo:

¿Qué había pasado y dónde estaba Silvio?

Misiva Lasciva XVIII: “Un poco de miedo”

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Augusto: ¡Acaba de llegar ese vasco cascarrabias que vive en el pasaje Aguaducho, señor!....Ese dinosaurio que milita por el patrimonio del barrio y….No señor, no señor, no se que demonios hace en el edificio…...Esta tocando el portero y….....Los muchachos me informaron que anoche fue la primera vez que se vieron, pero es obvio que están tramando algo, porque…...Hay que intervenir, hay que intervenir…!!..….Están conspirando señor!.. ....No podemos dejar que estos principiantes se nos burlen en la cara…!


El portero eléctrico volvió a sonar con rotunda insistencia. Esto genero pánico en el mozo, que soltó la botella de ginebra violenta y torpemente mientras gritaba:

(RUIDO DE BOTELLA QUE SE ROMPE CONTRA EL PISO)

MOZO: (CON UN MIEDO TERRIBLE) ¡Son lo Griegos…Son los Griegos! Ahora si que cagamos…!!!... Ahora si que cagamos…!!!...Te voy a matar Roberto…Te voy a matar antes de que te maten ellos y me maten a mi…Yo te voy a matar primero!!...Que desgracia Dios mío, ahora sí que cagamos…¿Qué vamos a hacer Silvio?...¿Que carajo vamos a haceeeeer..?

Misiva Lasciva XVII: “Mentiras, mentiras, mentiras”

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Augusto:…Los estamos siguiendo las 24 horas señor. En este momento están en el departamento de Silvio, han pasado el resto de la noche allí……Cerca de la medianoche en lo del Viejo Joe, y después en un cyber de Colón y Mendoza….¿Como dice?..….Imposible, Blancanieves no ha salido de ese edificio, lo hemos vigilado desde el primer día…… Las dos veces que salió con el estuche de guitarra lo interceptamos y…….Eso, sanguches de milanesa y libros viejos, nada más. Si usted quiere, entramos ya mismo y terminamos con todo este asunto……Entiendo, el cumpleaños, la emoción de la sorpresa, es otra la imagen que vamos a dar……Un momento señor, alguien se ha bajado de un taxi y se dirige al edificio con unos bolsos gigantes….Lo mantendré al tanto. Esto no me gusta nada….



Cerca de las nueve de la mañana llegó Roberto. Cargado de un equipaje exageradamente abultado, como si tuviera planeado quedarse mucho tiempo. Apenas ingresó a mi casa, abrazo al mozo efusivamente y, luego se dirigió a mí en un intento de saludarme con el mismo fervor. Yo mantuve la distancia con un gesto casi amenazador y me senté cerca de la ventana que da para el patio interior del edificio.
Con una confianza en extremo descarada, Roberto, saco unas cuantas piedras de uno de sus múltiples bolsos y las desplegó en puntos estratégicos de la habitación. Acto seguido, prendió unos extraños sahumerios de colores chillones y una vela que parecía un sirio pascual desteñido.
Por fin, se sentó en el piso, en posición de loto, y nos dijo...

Misiva Lasciva XVI: “Esperando el milagro”

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Capilla del Monte es una ciudad del departamento Punilla, que se encuentra a 109 km de la ciudad de Córdoba. Es muy conocida por estar ubicada al pie del Cerro Uritorco, y desde hace un par de décadas, diferentes grupos new age se asientan en las inmediaciones de la ciudad y el cerro para dedicarse a distintos tipos de búsqueda espiritual o esotérica. No son pocos los que hablan de una «puerta» a la cuarta dimensión en el propio Cerro Uritorco.

Me resulta confuso entender que esconde un término casi geométrico como “cuarta dimensión”, y otro tan arquitectónico y metafórico como “puerta”.

Los aborígenes originarios fueron mucho más claros: “Gigante de piedra” quiere decir Uritorco en lengua Comechingón.

Misiva Lasciva XV: “El pacto”

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Si alguna vez han leído a Franz Kafka, habrán comprobado que en sus textos hay una fuerte angustia de pesadilla, nacida me parece, de un absoluto desconocimiento de las fuerzas en juego.

Kafka es astuto, diseña corredores oscuros, sin fondo, inescrutables… de los que se desprende una ley brumosa pero eficaz: Sus personajes sospechan que existe algo, pero ese ALGO nunca se revela. Su fuerza reside, precisamente, en perseverar el misterio.

Y el misterio, estimados oyentes, es la última carta que me queda por jugar en la historia de Blancanieves.

Misiva Lasciva XIV: “Silencio”

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Las posibilidades del olvido son infinitas, igual que las del silencio. Toda omisión se construye arriba de otra, casi siempre más dolorosa y profunda. Aunque el silencio, no implica necesariamente olvido. Desde el silencio, se puede escuchar. Desde el silencio, nos hablan los olvidados.

Donde ahora se ubica Alberdi, antes estaba El Pueblito de la Toma, llamado así porque allí desembocaba la acequia que abastecía de agua a la ciudad. Ahí vivieron los últimos comechingones, con ritos y caciques incluidos. El Pueblito pasó a denominarse Alberdi el 6 de septiembre de 1910 en homenaje al centenario de Juan Bautista Alberdi. De este modo, se dejó atrás su pasado aborigen.

Sobre ese olvido se erigen otros, no menos contundentes e irrecuperables. En la esquina de Colón y Neuquén, donde se encuentra el último almacén de Ramos generales del barrio, llamado irónicamente “Victoria”, el viejo Joe me cuenta sobre su derrota más cercana y dolorosa…

Misiva Lasciva XIII: “El golpe”

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Me despierto desorientado. Me duele mucho la cabeza. Estoy sentado en una butaca tipo pullman de color naranja. Miro hacia atrás y veo 319 butacas iguales, en filas, fríamente ordenadas. Me duele la cabeza atrás, en la nuca, y no recuerdo casi nada. Al frente mío hay un escenario en plena reconstrucción o algo así.
Estoy en la primera fila de las 320 butacas color naranja, de lo que parece un teatro. Su estilo es ecléctico, con predominio de elementos neoclásicos y detalles de art decó. Escucho pasos que vienen desde atrás del escenario. Alguien se está acercando y parece subir unas escaleras. Ahora esta en el escenario: El tipo es menudo, alegre y tiene vendas…¿Vendas?...sí…. y dos celulares en sus manos. Me mira y está a punto de hablarme. Me duele mucho la cabeza para que todo esto sea una pesadilla.

Misiva Lasciva XII: “Desaparecer”

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“La muerte hace preciosos y patéticos a los hombres. Estos conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser el último….Todo , entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y azaroso”

Estas palabras, que desde luego no son mías, me han venido a ilustrar el encuentro con el mozo, que al final del mismo me pareció heroico, sublime, necesario. Pero que al principio de iniciar la conversación, se me antojaba torpe y banal como casi siempre.

MOZO: Buenas tardes Silvio, no se como ha podido reconocerme a pesar de mi irreconocible disfraz….Se ha asegurado que nadie lo siguió hasta acá?

Misiva Lasciva XI: “La espera”

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Esperar por algo tiene su costado trágico. Cualquier espera, aunque sea la más dulce, trae consigo una carga de incertidumbre del que no todos salimos ilesos.

Los últimos días, he deambulado por la zona del Clínicas en busca de algún indicio del mozo. Sé que se encuentra alojado en una pensión peruana en las inmediaciones del bar, pero el desconocimiento total de su nombre o apellido, me ha puesto las cosas mucho más difíciles.

Entonces resolví esperar. Una persona que decide pasar a la clandestinidad de sobretodo verde y gorrita anaranjada, no debe ser difícil de rastrear con un poco de paciencia y tiempo para aplicarla.

Sentado en el umbral de una puerta del antiguo pasaje Aguaducho, he pasado mis últimas tres noches ensayando escalas de blues con una armónica alemana, mientras miro con disimulada ansiedad cada uno de los rostros que recorren el descuidado empedrado del actualmente llamado “Paseo de la Reforma”.

La noche del Jueves, un vecino robusto y de abundante barba, se me acerco de forma cordial, pero desconfiada.

Misiva Lasciva X: “El arte de la mafia”

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El Jueves pasado, cuando anochecía, volví al bar de Santa Rosa y Chubut y me lleve una gran sorpresa: Estaba clausurado. Una faja autoadhesiva vedaba la puerta de entrada, con vaya a saber que precisiones bromatológicas que oficiaban de causa inapelable.

Me quedé unos instantes sin saber que hacer, presintiendo en ese hecho una carga simbólica, una suerte de amenaza y demostración de poder de los Griegos.

Discurría en estos pensamientos, cuando de repente escuché unos pasos a mis espaldas, era alguien que se acercaba sigilosamente entre las sombras y umbrales de la calle Chubut. Me di vuelta sobresaltado y, a escasos cinco metros, ví un tipo de sobretodo verde, lentes negros y gorrita anaranjada de lana tejida. Tome el estuche de guitarra por el mástil con las dos manos, para usarlo como arma, ya que el desconocido se dirigía decididamente hacia mí, en actitud sospechosa, en una calle solitaria y a una hora inconveniente.

Cuando la distancia fue menor, el paso torpe y ligeramente familiar me hizo comprender, con alivio, que no era otro que el Mozo...