Misiva Lasciva X: “El arte de la mafia”



El Jueves pasado, cuando anochecía, volví al bar de Santa Rosa y Chubut y me lleve una gran sorpresa: Estaba clausurado. Una faja autoadhesiva vedaba la puerta de entrada, con vaya a saber que precisiones bromatológicas que oficiaban de causa inapelable.

Me quedé unos instantes sin saber que hacer, presintiendo en ese hecho una carga simbólica, una suerte de amenaza y demostración de poder de los Griegos.

Discurría en estos pensamientos, cuando de repente escuché unos pasos a mis espaldas, era alguien que se acercaba sigilosamente entre las sombras y umbrales de la calle Chubut. Me di vuelta sobresaltado y, a escasos cinco metros, ví un tipo de sobretodo verde, lentes negros y gorrita anaranjada de lana tejida. Tome el estuche de guitarra por el mástil con las dos manos, para usarlo como arma, ya que el desconocido se dirigía decididamente hacia mí, en actitud sospechosa, en una calle solitaria y a una hora inconveniente.

Cuando la distancia fue menor, el paso torpe y ligeramente familiar me hizo comprender, con alivio, que no era otro que el Mozo...


MOZO: …Calma Silvio, calma. Soy yo, soy yo…Sabía que iba a venir como todos los Jueves y lo esperé disfrazado de incógnito, como podrá ver…

A decir verdad, el atuendo del profesional de la bandeja no era el más discreto en ese contexto y la poca gente que pasaba hacia el Clínicas, no podía resistir la tentación de mirarnos con cierto asombro. Igual no le dije nada y le di tiempo a que se explicara.

MOZO: …Siconarcópulus nos está presionando: El tiene contactos en todas partes y está apostando al acoso sicológico….Así se mueve esta gente Silvio…Le cuento para que vea: El Martes una grúa de la Muni me llevó el auto cuando vine a trabajar y ayer clausuraron el bar los de bromatología.
…Al margen de que yo había estacionado en doble fila frente a la salida de ambulancias y que el bar es una mugre lleno de moho y ratas, lo que pasó tiene un mensaje ocultooo….sino devolvemos la guitarra blanca….Vamos a dormir con los peces…!!!!

El mozo estaba muy nervioso y sudaba en exceso. Le sugerí que se calmara y que se sacara la gorrita de lana y el sobretodo verde, ya que era una noche calurosa, casi de verano. Se negó tercamente, argumentando su paso a la clandestinidad como forma de protección y estrategia de supervivencia.

MOZO: …Ayer que me fui de casa Silvio…No puedo exponer a mi familia en todo este asunto. Estoy alquilando una pieza en una pensión peruana aquí a la vuelta. Tenemos que devolver esa guitarra…!! Estos griegos son capaces de una locura, yo sé lo que le digoo….

Caminamos con el mozo por Santa Rosa en contra mano en dirección a mi casa. Intentábamos urdir una especie de plan o estrategia para devolver la mítica guitarra blanca con el menor escándalo posible, para explicar que todo lo ocurrido había sido solo un malentendido y que nosotros y Roberto no tuvimos nunca la intención de molestar o estafar al gran Sicinarcópulus.

Llegando a la esquina de Santa Rosa y Rodríguez Peña, nos quedamos petrificados: En el banco más cercano a la Maternidad provincial, casi de frente a nosotros…. estaba Augusto. Con su atuendo oscuro y sus anillos de oro; con su sonrisa cínica y sus medias rojas cuadriculadas en rombos. Estaba ahí esperándome. Esperando la respuesta para la que me había dado una semana.

Este cuadro de situación fue demasiado para el mozo: Se puso pálido y tembloroso, se le aflojaron las piernas, empezó a respirar con dificultad y cuando recobró un poco la compostura, salió corriendo despavorido en dirección al Clínicas sin mediar palabras.

Lo perdí de vista cuando dobló por Mendoza y casi lo atropella un taxi.

Con absoluta calma, cruce a la Plaza Colón y me senté al lado de Augusto. Estaba terminando de fumar un habano. Me miró sin sorpresa, y antes de que me dijera algo, empecé a contarle con tono neutro, el siguiente relato:


“…En Chicago, durante los años 20, los jazzmen gozaron de la simpatía de Al Capone y su hermano Ralph. Dejando aparte su modus operandi, parece que Al carecía de prejuicios raciales: se casó con una irlandesa, admiraba a los judíos y daba empleos a los negros. Algunos, como el contrabajista Milt Hilton, complementaban sus ingresos distribuyendo licor clandestino en aquellos años de ley seca y tráfico a mansalva.
En esas labores, en una ocasión Milt sufrió un accidente que hubiera sido aún más grave si llegaban a amputarle un dedo.
Pero, según recordaba el propio Hilton, llegó Al Capone justo a tiempo y advirtió al médico que debían preservarle la mano a como diera lugar. Era una orden y así se tomó; Capone se ocupó de todos sus gastos hospitalarios y salvó la mano, del gran contrabajista… Capone amaba tanto la música, que la termino ejerciendo. Encarcelado en Alcatraz, formó un trío con otros presos. Tocaba el banjo, un invento afroamericano, pero recaló finalmente en la mandolina, tan mediterránea. Esto no le ganó simpatías. En 1936, estaba mostrando su nuevo instrumento a un funcionario cuando un penado rencoroso le clavó una cuchilla de barbero. Capone lo superó y viviría 10 años más….”

(VUELVE “As time good bye…”)

Nos quedamos en silencio. Augusto sacó un pañuelo amarillo y se secó la humedad de los ojos. Luego me puso una mano en el hombro, y me dijo:

AUGUSTO: …Sabíamos que no nos ibas a defraudar: El arte y la mafia son el fondo hermanos: Provocan ruptura, desafían normas absurdas, crean realidades paralelas. Siconarcópulus conoce tu obra y la respeta, y sabe que en el fondo todo esto que ha pasado es un gran malentendido.
Te diré lo que haremos: El próximo Jueves es el cumpleaños de nuestro jefe. Habrá una gran fiesta en Alto Alberdi. Tú estas invitado….tú y tu amigo de la bandeja. Allí conocerán al resto de los muchachos y podrán llevarle al jefe el regalo que tanto está esperando.
Gracias por haber entendido Silvio. Nos has ahorrado grandes disgustos, y has salvado el pellejo de unos cuantos. Que en Alberdi reine la paz….Una eufórica paz….”

Se levanto con calma, tomó un sándwich de milanesa de mi estuche de guitarra, y se fue caminando con paso tanguero en dirección al Clínicas.

Yo volví a mi casa y me puse a ver de punta a punta la mejor película de la historia de Hollywood: The Goodfather. Aunque parezca increíble, una de las escenas mas intensas es la discusión entre Michael Corleone y se esposa Kate, que quiere sacarlo del negocio de la familia y que se dedique a algo más legal y tranquilo.
Kate le grita con deseperacion: No seas ingenuo Michael…Tu padre asesina gente..!!
Michael contesta con frialdad: Todas las personas poderosas eliminan gente…
Kate susurra indignada: Los presidentes y los empresarios no matan a nadie…
Michael sentencia con sorna:….Quien es la ingenua ahora?


Desde Alberdi, les escribió Silvio
El alquimista de historias propias y ajenas




SICONARCOPULUS II (Con música de Sorba, el griego)

Desde Grecia hasta Alberdi… digitando en su BlackBerry.
Me ha invitado a sus cumpleaños… donde se aspira en los baños.
Su regalo aunque lo niegue… lo llamamos Blancanieves.
Su partuza esta cerca… Dios nos libre de la merca.
(ESTRIBILLO)
Psiconarco-narcopulus… Psiconarco-narcopulus
Psiconarco-narcopulus… Psiconarco-narcopulus


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