Misiva Lasciva XIII: “El golpe”



Me despierto desorientado. Me duele mucho la cabeza. Estoy sentado en una butaca tipo pullman de color naranja. Miro hacia atrás y veo 319 butacas iguales, en filas, fríamente ordenadas. Me duele la cabeza atrás, en la nuca, y no recuerdo casi nada. Al frente mío hay un escenario en plena reconstrucción o algo así.
Estoy en la primera fila de las 320 butacas color naranja, de lo que parece un teatro. Su estilo es ecléctico, con predominio de elementos neoclásicos y detalles de art decó. Escucho pasos que vienen desde atrás del escenario. Alguien se está acercando y parece subir unas escaleras. Ahora esta en el escenario: El tipo es menudo, alegre y tiene vendas…¿Vendas?...sí…. y dos celulares en sus manos. Me mira y está a punto de hablarme. Me duele mucho la cabeza para que todo esto sea una pesadilla.


Alan Vadoo: ¡Despierta hermano, despierta…! Que golpe te has dado hermano… Por andar corriendo como una oveja descarriada y sin rumbo por los caminos del barrio. Por suerte el Señor misericordioso te ha traído con el pastor Alan, para que este te acoja y te cure. Por suerte el señor se ha apiadado de ti, y consiguió unos analgésicos. Toma hermano, toma hermano este alivio químico a los golpes de la vida. Por suerte el señor te ha conseguido este Axtrón…Por suerte….(SONIDO DE RINGTON DE CELULAR)….Discúlpame hermano, el Señor quiere hablar conmigo…..

Empiezo a recordar algunas cosas: Mi encuentro con el mozo al frente de la Vieja Usina, su delirante contacto con Roberto a través del facebook, su terca negativa a devolver la guitarra blanca y la patética huida (o repliegue frente al enemigo) al ver a los griegos asomando en la esquina de La Rioja y Coronel Olmedo. Hasta ahí me acuerdo. Y me duele mucho, mucho la cabeza.

Alan Vadoo: (HABLANDO POR CELULAR) …Si señor, si señor…La verdad es que todavía está un poco atontado por el golpe, o capaz que le sale naturalmente, yo no lo conozco….¿Como dice?...No, de ninguna manera, no había ningún instrumento en el estuche…No, no solo unos sanguches de milanesa y unos cuantos libros sacrílegos que ya me encargaré de quemar…A propósito de sacrílegos señor, me preocupa la marcha del otro día,…… sí la de los vecinos …¿Eso está bajo control, no? ….Bueno, bueno, yo confío en usted señor, usted es el que tiene los contactos…me parece perfecto, no esperaba otra cosa yo…..

Otras imágenes vienen a mi mente: El mozo me que me agarra del brazo, y me obliga a correr por la costanera en dirección al Clínicas. Mi escasa convicción en retirarme del lugar tan desesperadamente y el consiguiente retraso debido al peso e incomodidad del estuche de guitarra. La carrera del mozo a una velocidad extraordinaria y sus gritos finales…

MOZO: ¡Nos tenemos que separar Silvio! No les entregue el estuche….Vaya al almacén del viejo Joe….Nos juntamos esta noche ahí…Vaya ahí a la hora de las brujas…Lo estaré esperando Silvio….No me falle…!!!!

Me frené en el acto. Con el corazón acelerado y respirando con dificultad, decidí no continuar la fuga. No tenía nada que ocultar, no tenía ningún interés en mostrar pánico y seguir huyendo de los griegos, que hasta ese momento no habían tenido ningún acto violento hacia mi persona, o la del mozo, o la del mismo Roberto. Es cierto que de alguna manera el entorno de los tipos era inquietante, pero tampoco había que exagerar, si al fin y al cabo era todo una cuestión de negocios.

Esas ingenuidades analizaba…. Cuando de repente, recibí el golpazo en la nuca.


Alan Vadoo:…Acabo de hablar con el señor y está muy contento…Alabado sea..!!! Alabado dinero y otras cosas ..!!! No me quiero ir por las ramas mister Silvio. Al parecer el señor, que todo lo ve, no había mirado con buenos ojos su encuentro con el profesional de la bandeja en actitud clandestina, pero se ha quedado tranquilo al enterarse de que en el estuche no estaba Blancanieves. Sí, le parece sospechoso esa tendencia al pánico y a la huída. ¡No temáis mister Silvio! El señor solo quiere que el día de su cumpleaños usted le lleve la ofrenda que prometió. Nada mas que eso…y que tenga cuidado, porque él lo está protegiendo, pero…no se junte con fariseos, con apóstatas, con sacrílegos….lo llevan por el mal camino y usted termina tropezando….Diga que está el señor para ayudarlo, que si no…..Alabado sea…!!! Alabado y secado…y planchado….Ahora puede retirarse mister Silvio…Pero recuerde: Todos los caminos conducen a lo mismo: La gloria del señor….La euforia del señor…!!!

Salí a la calle después de fatigar un oscuro e interminable pasillo. Estaba en Colon al 1500 y no pude mirar para atrás debido al tremendo dolor en la nuca, que cada vez se hacía más crudo.

El tono y discurso del extraño predicador me hizo recordar con claridad a Walter Davis…



Walter Davis fue uno de los blusmen más populares de los años treinta y grabo cerca de 160 canciones para Bluebird, obteniendo importantes éxitos con piezas de blues de doble sentido erótico como “Think you need a shot”, “Let me in your saddle” o “Sweet sixteen”.

Era un pianista primitivo y poco constante, pero muy expresivo. Su cantar sombrío y melancólico creaba una atmósfera muy personal, y sabía componer piezas con un humor desbordante sobre los infinitos avatares sociales y sentimentales de los negros de los guetos.

Sin embargo, en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, su estilo dejó de gozar del favor del público negro, y después de una serie de sesiones para el sello Bullet en 1949, Davis abandonó la música, se hizo predicador y murió en el más absoluto olvido…


Mientras camino por Alberdi, empiezo a comprender algo que leí el otro día: “Un destino no es mejor que otro, pero cada hombre debe acatar el que lleva adentro”. Por eso Davis murió en olvido: si sos un blusmen, tenés que tocar el piano hasta que se te doblen los dedos. Nada de volverse predicador, zapatero o empleado del estado. Tocar el piano hasta que reviente el mundo.

Un piano es un piano. Un negocio, es un negocio. Un teatro, es un teatro.

Y solamente lo que acabo de escribir podría ser en realidad alguna otra cosa.


Desde Alberdi, les escribió Silvio.
Con la nuca poblada de hielos multicolores.


Gm
Queridos enemigos de siempre
Cm
dejo este mundo de dolor
D
nunca se olviden
Gm
que el llanto de la gente va hacia el mar
Cm
van al mar, van al mar
D
llanto, dolor, sufrimiento de un pueblo
Gm
se ahoga y se hunde en el mar


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