Misiva Lasciva XIV: “Silencio”




Las posibilidades del olvido son infinitas, igual que las del silencio. Toda omisión se construye arriba de otra, casi siempre más dolorosa y profunda. Aunque el silencio, no implica necesariamente olvido. Desde el silencio, se puede escuchar. Desde el silencio, nos hablan los olvidados.

Donde ahora se ubica Alberdi, antes estaba El Pueblito de la Toma, llamado así porque allí desembocaba la acequia que abastecía de agua a la ciudad. Ahí vivieron los últimos comechingones, con ritos y caciques incluidos. El Pueblito pasó a denominarse Alberdi el 6 de septiembre de 1910 en homenaje al centenario de Juan Bautista Alberdi. De este modo, se dejó atrás su pasado aborigen.

Sobre ese olvido se erigen otros, no menos contundentes e irrecuperables. En la esquina de Colón y Neuquén, donde se encuentra el último almacén de Ramos generales del barrio, llamado irónicamente “Victoria”, el viejo Joe me cuenta sobre su derrota más cercana y dolorosa…


EL VIEJO JOE: …En febrero del 2010 habíamos frenado la demolición. Los vecinos y ex empleados de la cervecería, pasamos la noche en vigilia para resistir al derrumbe de la torre. Pero ese mediodía nos mandaron la Guardia de Infantería y ya no pudimos hacer nada. …Y a pesar que hay ordenanzas vigentes siguen haciendo lo que quieren: Hace una semana demolieron la planta de producción y ya tienen alquilado el teatro para seguir haciendo negocios. Ellos se mueven así: Todo es un gran negocio…El polvo, La palabra de dios, o los proyectos inmobiliarios. No hay nada que escape de las garras de Siconarcópulus……el griego está entongado con todos.

El mozo asentía cada palabra del viejo Joe inclinando su cabeza de manera afirmativa, y moviendo con ímpetu la peluca de rulos amarillos que lo asemejaban peligrosamente al ya retirado pibe Valderrama.
A mi izquierda se encontraba Etelvina, la solterona que vivía al frente de lo del viejo Joe, que me miraba con serena desconfianza, detrás de un cigarrillo eterno y unos ojos inquietantes y delicadamente pintados. Etelvina no soporto mi silencio y me largó una súplica en un tono bastante imperativo…

ETELVINA: …Necesitamos que usted NO le entregue la guitarra a Siconarcopulus, señor Silvio. Lamentablemente, en nuestra débil posición, es la única herramienta de negociación que nos queda. Ya intentamos todo, pero él maneja a políticos y empresarios como marionetas. Con el viejo Joe estamos cansados de no poder contra estos inescrupulosos….Necesitamos que la guitarra sea nuestra. Tenemos un plan y nos gustaría que colaboren con nuestra causa…

El ambiente estaba muy tenso, hace rato que Etelvina y Joe nos abrumaban con argumentos en contra de los griegos y sus dudosos manejos. Con seguridad todo eso y mucho más era cierto, pero también era evidente que el mozo y yo no ganábamos nada al entregarles la guitarra. Muy por el contrario, nos cargábamos un enemigo que podría destruirnos en un instante y sin piedad alguna.
Etelvina se levanto al baño y el viejo Joe se fue al fondo del almacén a buscar algo fresco para convidarnos. Justo en ese momento el mozo se me acerca sigilosamente y me dijo al oído:

MOZO: (SUSURRANDO) …No hay que darles ni bosta Silvio. Esa guitarra vale mucha guita y los griegos andan atrás nuestro. Además algo pasa entre estos dos: Que las marchas de protesta, que el patrimonio del barrio , que las quejas al consejo deliberante…Mucho proyecto compartido para ser solo vecinos….Para mi que el viejo le aceita los patines a la solterona y quieren vender la guitarra para fugarse al caribe con un arsenal de pastillas azules…Usted me entiende…¿No?...Hay que ver lo que están planeando. No seamos ciegos Silvio….¡No seamos ciegos!


Blind Willie Johnson nació en 1897 cerca de Brenham, Texas. Su madre falleció cuando Blind aún era muy joven……y su padre, reincidió en las nupcias al poco tiempo de enviudar.

Los cronistas no se ponen de acuerdo sobre la ceguera del mítico Blind: Las versiones menos dramáticas refieren que ya vino al mundo con la vista trunca; sin embargo, otros han contado que su madrastra, tras una discusión con el padre de Blind, arrojó lejía al rostro del niño de ocho años…. pero no hay pruebas de aquello. Si esta segunda versión fuera verdadera, y el niño perdió bruscamente la vista, todo se vuelve más conmovedor……se trata de una fulminación, de un eclipse.

En cualquier caso, en cuanto tuvo la oportunidad, Blind agarró su guitarra y comenzó a ir por las calles… cantando salmos de su invención, como había aprendido en la iglesia pentecostal de su pueblo.

Blind Johnson se aferró a cierta complejidad a la hora de elegir un instrumento: Aprendió a tocar la guitarra de doce cuerdas. Blind Johnson se aferró a la música a la hora de luchar contra la miseria: Su padre lo dejaba en las esquinas de las calles de Brenham, para que cantara y así, consiguiera dinero.

Con los años, la gente del pueblo termino acostumbrándose a ese músico callejero, que azotado por las inclemencias del tiempo, e ingenioso… gracias al ayuno no escogido, asentía a cada tintineo de moneda que llegaba a la taza que protegían sus piernas. Y la misma gente del pueblo terminó por cobijarlo: Un día lo invitaban a cenar en casa de Jeff, el granjero. Al siguiente, en la panadería de Burnet…. si se despertaba a tiempo para el desayuno familiar. Pasado mañana……..solo Dios sabe. La Gran Depresión alarga los días, los estira como chicle amargo.

Cuentan los trabajadores de los campos de algodón de Tennessee, que Blind cantaba God Don`t Never Change (“Dios nunca cambia”), por las tardes a la orilla de las plantaciones, y que todos regresaban a casa en silencio, escuchando con respeto, y un poco más animados.


Joe y Etelvina habían regresado a la mesa y esperaban una respuesta. El mozo jugaba a enroscar con el dedo sus artificiales rulos amarillos. Afuera los griegos custodiaban el barrio incansable e inescrupulosamente.

Me quede en silencio, como calculando la reacción de todos antes de mi brutal y sincera respuesta: “Vamos a tener que inventar algo para el próximo Jueves”, les dije “…porque desde hace unos días que la guitarra ya no me pertenece…”.

Los tres se quedaron mudos. Jamás se esperaron una respuesta ni remotamente parecida.



Desde Alberdi, les escribió Silvio
El aniquilador de esperanzas infames.



Am
Silencio dijo el cura,
Dm
Silencio dijo el juez
Em
silencio entonces, idioto
F G
silencio entonces, no!



1 comentario:

  1. este ermitaño de Silvio me hace acordar a unos cuantos amigos parecidos que hay en barrio san vicente, que también es un barrio mítico y emblemático de cba. no se olviden de "la república" monos, y espero que alguna vez se acuerden de nosotros. Estéban

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