Misiva Lasciva XII: “Desaparecer”




“La muerte hace preciosos y patéticos a los hombres. Estos conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser el último….Todo , entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y azaroso”

Estas palabras, que desde luego no son mías, me han venido a ilustrar el encuentro con el mozo, que al final del mismo me pareció heroico, sublime, necesario. Pero que al principio de iniciar la conversación, se me antojaba torpe y banal como casi siempre.

MOZO: Buenas tardes Silvio, no se como ha podido reconocerme a pesar de mi irreconocible disfraz….Se ha asegurado que nadie lo siguió hasta acá?


Insistía ridículamente con el sobretodo verde, y a pesar de haber cambiado los anteojos negros por unas gafas gruesas y sin vidrio alguno, el reemplazo del gorrito naranja por una peluca enrulada y rubia, no hacia otra cosa que hacerlo cada vez más distinguible y extravagante.

Asumí con inocencia que se iba a disculpar por su cobarde retirada días atrás, cuando me dejó a solas con Augusto, y salió corriendo despavorido sin mediar palabras. Pero me equivoqué, el mozo continuó la conversación sin preguntarme, ni si quiera, que demonios había pasado en mi último encuentro con Augusto….

MOZO: Tengo información Silvio, información ultra secreta sobre porque estos tipos están interesados en la guitarra blanca de Roberto…..Al parecer es única, es un objeto de colección que vale mucha guita Silvio…..El otro día cuando nos replegamos ante el enemigo, cometimos un terrible error: ninguno de los dos sabía como encontrar al otro…..Eso no nos puede volver a pasar….

Comprendí de inmediato que el mozo, consideraba a su vergonzosa huída, como un “repliegue contra el enemigo”, y lo que es peor, asumía con toda certeza que yo también me había dado a la fuga sin mirar hacia atrás. Pensé en interrumpirlo y explicarle lo que pasó con Augusto en la Plaza Colón, explicarle que estábamos invitados al cumpleaños de Siconarcópulus, y que era esa nuestra oportunidad de entregar a Blancanieves y terminar con todo este asunto. Pero decidí escucharlo para ver que era esa información “ultrasecreta” de la que tanto se jactaba.

MOZO: Lo importante que tengo para decirle es que Roberto se comunicó conmigo mediante el fasebuk…Como los griegos deben tener intervenidos los teléfonos y la casilla de mail personal, Roberto utilizó una estratagema: Se hizo pasar por una minita que buscaba amistad en mi fasebuk…

(EMPIEZA MUSICA SENSUAL)

…No sabe lo que estaba Silvio, unas fotos, un cuerpo, una cosa de locos. Yo le quería tirar los galgos a dos manos, le estaba haciendo el filo para invitarla a la pensión peruana. Le tiraba esas frases matadoras que yo tengo, tipo: “Nos juntemos a brindar que yo llevo el sacacorchos.”
Todo iba viento en popa, hasta que de pronto me pone: Tengo que decirte algo: soy Roberto.
Bueno, yo trate de explicarle que no era lo que estaba buscando, que estaba muy linda, pero que yo era un tipo de otra época, que hay cosas para las que ya estaba grande…sin discriminar ¿No?...Cada cual hace lo que quiere…
Y de pronto me pone: Soy tu primo Roberto, imbécil….
Yo me asuste, le puse: Esta bien que no quieras que te encuentren los griegos, pero hay otras formas de esconderse, aunque yo lo iba a aceptar si su decisión era esa, y bueno no se para que le hago tan larga la cosa. Enseguida me explicó que las fotos no eran de él y que era una técnica ultrasecreta para que estemos en contacto….(CONTINUA HABLANDO CADA VEZ MAS BAJO HASTA QUE SE DILUYE)

El mozo me había mareado con su incoherente historia, un rato después se dejó de divagaciones y fue al grano: Roberto estaba al tanto de que esa guitarra era la que había utilizado Jimmy Hendrix por última vez en Woodstock. Roberto era conciente del valor de la guitarra y había utilizado un contacto interno dentro del a gente de confianza de Siconarcópulus para hacerse del instrumento. Pero alguien se dio cuenta de lo ocurrido y Roberto tuvo que huir y hacer desaparecer la guitarra. Allí fue que los griegos empezaron a investigar el círculo íntimo del músico y llegaron hasta nosotros.

Cuando empecé a explicarle al mozo sobre mi encuentro con Augusto y la invitación de los griegos al cumpleaños de Siconarcópulus, y la sugerencia del presente que debíamos llevar. El profesional de la bandeja me paró en seco, sorprendiéndome por primera vez en toda mi vida, cuando me dijo sin titubear….

MOZO: No hay que entragarles ni boooosta, Silvio…!!! Con Roberto tenemos un plan y queremos que nos ayude…¿Esta en ese estuche Blancanieves?

(EMPIEZA BLUES FUERTE Y SINCOPADO)

David William Kearney fue un cantante y guitarrista texano que deambuló por la bahía de San Francisco y sus numerosos clubes del blues. Tuvo cierto impacto en los años cincuenta con el tema “Hard Life”, un pequeño clásico que le dio efímera popularidad durante la década de posguerra.

Pero lo más curioso de su historia es que resurgió a principio de los 90 cerca de los Angeles, pregonando que Jimmy Hendrix había sido su cuñado y que le había enseñado a tocar la guitarra.

Es muy difícil saber si ese extraño pedigrí que aducía Kearney es verdadero. Pero me obligó a pensar en los tres caminos que suelen abrirse cuando uno presiente que está ante personas u objetos que son dignos de leyenda.

El primer camino es el más estupido: Una fascinación irracional y mágica sobre sus propiedades. Se llega a creer realmente que hay un aura de poder tangible, por el solo hecho de tenerlos o haber tenido contacto con ellos.

El segundo camino es el más canalla: Aprovecharse de la celebridad del objeto para ponerle un precio exagerado a algo, que en el fondo, no nos importa demasiado.

El tercer camino seria el más noble: Transformar el objeto o destruirlo para no vernos en la incomodidad de estar rodeado de estúpidos o canallas.

Absorto en estos pensamientos me encontraba, cuando el mozo me pego un grito, que resonó por toda la costanera:

MOZO: Huyamos Silvio….que en la esquina asomaron los griegos…..!!!!!

Esta vez, el mozo no dudó, me agarro del brazo ferozmente y me obligó a un “repliegue” apresurado en dirección al Clínicas. Solo dios sabe en que terminará todo esto.


Desde Alberdi, les escribió Silvio,
El desintegrador de convenciones sagradas.




A
No razonar, desaparecer
E/Ab
cuando tenías que estar
F#m B7
te echaste a correr
A
lo que hiciste en mí
D A/C# Bm
no tiene perdón
A E
y yo sé que me siento mucho más fuerte
D G
sin tu amor.



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