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Misiva Lasciva IX: “El griego Siconarcópulus”

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He pasado días difíciles, esa fue la razón de mi ausencia. El Jueves anterior a la llegada de la primavera, fui por el bar de Santa Rosa y Chubut y me encontré con un ambiente algo extraño. El mozo, en vez de recibirme eufórica y torpemente como de costumbre, se encontraba distante y taciturno.
Miraba con evidentes nervios y poco disimulo, a un pequeño grupo de tres hombres que charlaban en voz baja. Estos, se ubicaban en una de las mesas que da al vitral desde donde se puede ver el costado Este del Clínicas.
La apariencia de los tipos era lúgubre: Trajes oscuros, zapatos de cuero negro, medias rojas cuadriculadas en rombos y grandes anillos de oro en casi todos los dedos de sus manos. Se comunicaban en susurros y por momentos compartían señas y silencios que parecían mucho más elocuentes que la conversación hablada.

Misiva Lasciva VII: “El niño del patio interior”

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La primera vez que lo ví, se encontraba jugando en el patio interno del edificio donde vivo. Tendrá, estimo, alrededor de seis años y se viste con ropa que le queda holgada. Sucede también, que es infinitamente delgado.


Desde que las últimas noches de insomnio se encadenan con crueldad inusitada, he desarrollado la melancólica costumbre de asomarme al balcón en las primeras horas de la mañana, y verlo armar y desarmar, lo que pareciera ser un refugio para soldados de juguete. Construye con paciencia algún tipo de fortaleza improvisada con pedazos de madera, cajas y frascos vacíos de café instantáneo.


El Jueves no aguanté más, y después de tomar algunos libros de encima de la mesa, me precipité escaleras abajo para observar disimuladamente a qué jugaba el niño del patio interior.

Misiva Lasciva VI: “Noches Blancas”

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-¿Porqué lee estas biografías Silvio? ¿Es estudiante de música o historia?

La pregunta no es casual. En la zona lindante al Clínicas, abundan los apuntes de medicina, fisioterapia o bioquímica. Pero no deben ser tantas las personas que llevan a fotocopiar “Let me blues in Luisiana”, una de las tantas biografías no autorizadas de BuddyGuy.

Trato de concentrarme en contestar algo cordial y simpático para que la agonizante conversación tome rumbos alegres y cotidianos, sin embargo me sale una extraña y oscura respuesta: “Leo para no morirme, señorita.”

Misiva Lasciva V: “Número de serie”

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Estoy preocupado. Lamentablemente no he podido tocar la guitarra blanca que me regaló el mozo. Y no estoy hablando del simple y banal acto de ensayar escalas o acordes, para aventurarme en el infinito mundo de la música: Estoy hablando de la imposibilidad atroz de tener contacto físico con ella.
Al día siguiente de haberla traído del bar de Santa Rosa y Chubut, vacié un estante del living donde se amontonaban algunos libros de viejos luchadores de las letras…. Bukowsky, Faulkner y Hemingway, yacen desde entonces apilados y confusos debajo de mi cama.

En el estante ahora está ella, que espléndida y luminosa, se deja adivinar aún, en las horas más oscuras de mis madrugadas. Solo la miro... solo la miro y pienso, con profunda incertidumbre, qué debo hacer con ella.

Misiva Lasciva IV: “El astrolabio de cobre”

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Por primera vez en mi vida tengo un instrumento y no me atrevo a tocarlo. Con las palabras siempre fue mas fácil, hace rato que venimos amaneciendo juntas y nos fuimos conectando asiduamente, construyendo mundos, recorriendo vidas.

Cuando días atrás me fui del bar de Santa Rosa y Chubut con el obsequio del mozo a cuestas, pensé (borgeanamente), que no hay guitarra en el mundo que no sea símbolo de todas las guitarras que la precedieron.

De pronto me encontré en mi departamento poniendo al pie de mi cama su blanca figura, y sentí un principio de fiebre: Todos los tiempos, todas las músicas y todas las vidas cabían en un rincón de mi pieza.

Ella es la que enamoro a Son House a los veinte años y lo obligó a componer “Preachin the blues”.
Era la que le imploró a Buka White que le presentara a ese primo, recolector de algodón en las plantaciones, para revelarle su destino de grandeza real.
Es el motivo y la rúbrica del contrato celebrado por Robert Johnson y el maligno en el cruce de la autopista 61.
Era la que soñó Muddy Waters mientras jugaba de niño en los barros de un pantano de la región del Delta.

Misiva Lasciva III: “La guitarra”

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Modificar el pasado no es modificar un solo hecho; es anular sus consecuencias, que tienden a ser infinitas. Dicho sea con otras palabras; es crear varias historias universales.
Afortunadamente, al invento del tiempo, de la sucesión, de la causa-efecto, podemos mitigarlo con la literatura, con la imaginación y la pluralidad de sentidos.

Por eso es tan importante leer entre líneas, por eso es tan importante percibir otras dimensiones.

Algo extraordinario sucedió esta semana. El Martes, cuando regrese por fin al bar de Santa Rosa y Chubut, busque ubicación en la mesa de siempre, cerca del vitral que da al Clínica, y el mozo, apareciendo de la nada, como un fantasma, me dijo en tono tanguero:

Misiva Lasciva II: “Oráculo del Bar”

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En Agosto de 1619 un hombre de guerra Holandés vendió 20 negros al capitán John Smith en las costas de Virginia. Esta fue la primera llegada de esclavos a las colonias inglesas del continente, es decir a la costa este de los actuales EE.UU.
Seguirían llegando durante más de 200 años, traídos al principio en grupos pequeños(llamados paquetes), más tarde a montones, sujetos con hierros y apretados en malolientes navíos, tan juntos que apenas había espacio para moverse.


El episodio es conmovedor y estoy tan absorto en la lectura, que no me he dado cuenta que el bar de Santa Rosa y Chubut, donde habitualmente escribo, se lleno de golpe de una marea celeste que se agolpa frente al televisor, siguiendo las instancias de un evento deportivo que transcurre a cientos de kilómetros de este bullicioso grupo de fanáticos que invadió el bar de repente, y que se mantiene pendiente de la suerte de 22 personas que corren atrás de una pelota.

Misiva Lasciva I: “En busca de destinos”

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Todas las tardes, antes de llegar al bar de Santa Rosa y Chubut, me cruzo con la misma gente: El portero del edificio que repasa incansablemente los pisos y vitrales de la entrada; El verdulero, que acomoda fuera del negocio los tomates podridos y frutas pasadas; La chica de la fotocopiadora, que me sonríe simpática y solitaria.

A veces converso con alguno de ellos sobre asuntos mundanos, y siento una nostalgia amarga por no conocerlos mas.

Sucede, que las cosas solo me resultan poéticas, cuando la distancia, los años y las letras, me dejan espiar destinos ya cumplidos. Cuando las páginas de un libro me transportan a un plantación cerca de Lousiana, allá por la década de 1890, donde un hijo de antiguos esclavos tocaba el piano y la guitarra en los burdeles de Shreveport.
A este joven de enorme estatura y complexión robusta lo apodaban Leadbelly, y es el más legendario de todos los artistas negros. Era un mujeriego incorregible, y se veía siempre envuelto en peleas con su revolver colgando de la cintura…

Misiva Lasciva: “Olivio Duran desde el más allá”

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Entre los africanos, cuando un narrador llega al final de un cuento, pone su palma en el suelo y dice: “Aquí dejo mi historia para que otro la lleve…”. Cada final es un comienzo, un nuevo libro.


Leo esto en una de las mesas del bar de Santa Rosa y Chubut, mientras pienso en cómo explicarle al mozo lo que me parece saber acerca de la muerte…acerca del más allá.
El mozo, como siempre, interrumpe mi silencio con ansiedad y torpeza.

MOZO: Usted es un milagro con patas Silvio. Los médicos habían perdido toda esperanza…¡Siete meses en coma!...Mis tías, que son muy católicas, me decían: “Hay que rezar…Diosito lo va a despertar”. Yo les seguía la corriente a las viejas para no contrariarlas, porque yo mucho no creo…Pero, mire si es verdad…Mire si el barbudo existe y se apiadó de usted a último momento…

Asiento los dichos del mozo con poco entusiasmo. Ya he contado alguna vez que soy agnóstico, sin embargo, existe un hecho poético que no puedo despreciar del libro de ficción más popular de la historia: En el caos inicial, primero fue nombrada la luz, y luego resplandeció sobre el mundo. Dios crea con el verbo. Se podría decir entonces, que la literatura está antes que el SER.
Para seguir siendo…hay que seguir escribiendo.

El rastrojero de Dios

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La pasión por el deporte en general y por el futbol en particular está muy lejos hoy en dia del misterio y la magia de la poesía. Tiene su voz oficial y su relato más eficaz en los medios masivos de comunicación, en transmisiones vía satélite de alta definición. Sus más relevantes protagonistas no son aquellas míticas leyendas, de cuyas hazañas nos enterábamos por el relato de los viejos del barrio , sino grandes estrellas individuales que ganan millones y a las que podemos seguir por twiter. Los clubes no son más ese refugio social y solidario donde se compartían vivencias cotidianas y se construía día a día, con el aporte del ciudadano común, del carnicero de la esquina…..se manejan como empresas y a través de sponsors que solo invierten dinero en los lugares donde el éxito está asegurado.

Misiva Lasciva: No tan felices fiestas

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Córdoba, 16 de Diciembre de 2011

Cuando este Viernes al mediodía regrese a mi departamento de calle Colón, encontré debajo de la puerta un sobre cerrado sin remitente. Debo confesar que no pude reprimir una esperanza y una singular emoción, tras vislumbrar en aquel acontecimiento simbólico el regreso inminente del afinador de pianos ajenos.

Con nerviosa ansiedad despedace el sobre, esperando encontrar una extensa misiva que explicara tanta ausencia y que se despachara de paso con alguna sórdida historia sobre delincuencia en tiempos de la Ley Seca o alguna doliente biografía blusera en las inmediaciones del Río Misissippi. Pero no…..adentro del sobre había un minúsculo papel, con un escueto mensaje que se devoraba a si mismo en tan solo cinco palabras: “…Te espero en el Fuelle”.

Misiva Lasciva: Los amigos del barrio

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Ayer, viernes 8 de diciembre, se cumplieron quince días desde que recibí la última carta de Silvio.

Solo entonces, y ante la eventual posibilidad de que cesaran para siempre sus misivas, me hice finalmente el planteo de cuantos elementos sólidos….tenemos en Sangre de Monos para rastrear su paradero.

Misiva Lasciva: La mujer de mi prójimo

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Córdoba, 24 de Noviembre de 2011

Si en el mundo se suprimieran los sustantivos y el lenguaje quedara reducido a los verbos, todo empezaría a funcionar mucho mejor. En primera instancia, yo no sería Silvio y no estaría caminando hacia la cancha de Belgrano para presenciar un partido que no me interesa. Yo estaría trasladándome junto a una muchedumbre en los que no habría ni conocidos ni desconocidos, porque no habría nombres propios. Y esta ceremonia que me arrastra tiene que ver con eso….según dicen en Alberdi, Belgrano es un sentimiento, y los sentimientos por definición son efímeros, dinámicos e impersonales, como los verbos.

Por eso decidí esta tarde, ser parte de algo que me exceda a mí y a mis obsesiones, ser parte de algo que me libere de ser yo por un rato. El mozo me lo sugirió sin querer, torpemente, el otro día que fui a su casa a comer: Me mostró posters amarillentos de tardes gloriosas, con heroes deportivos a los que admira y que yo ni siquiera sabía que existían. Obviamente no me importan sus precarias emociones futbolísticas, pero no pude ignorar que allí había algo que se vivía como una fiesta. Y si bien yo detesto las fiestas, esto era diferente: Aquí nadie me preguntaría como me llamo o a que me dedico, y no tenía tampoco que simular alegría o ponerme incómodo con las miradas. Solamente había que dejarse llevar… como una hoja en la ventolera.

Misiva Lasciva: Estallando desde el oceano

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Córdoba,9 de Noviembre de 2011

El Bar de Santa Rosa y Chubut nos tiene por fin a los dos…. frente a frente, por suerte el Mozo no está.


SILVIO: -Cuando uno se pone a leer detenidamente alguna biografía de William Faulkner, se encuentra con una vida asediada por la falta de dinero y por la obligación de tener que trabajar arduamente para conseguirlo. Y muchas veces, esos trabajos tenían que ver con la escritura. Nótese, que digo la escritura y NO la literatura, claro, nadie le pagaba para que escribiese “Las Palmeras Salvajes” o “Mientras agonizo”….No, sus circunstanciales empleadores, malgastaban su genio en los escritorios de Hollywood, humillación que Faulkner aceptaba solo para poder parar la olla.

ELLA: Era alcóholico….¿No?

Misiva Lasciva: Amor profundo

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Córdoba, 2 de Noviembre de 2011

"Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al revés. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto."
(Del capítulo 93 de Rayuela)


MOZO: Yo le agradezco Silvio, esta gauchada que me hace…. de dejarme quedar en su casa unos días hasta que se calmen las cosas con mi mujer…..Pero no se preocupe que es solamente este fin de semana y ya todo va a volver a la normalidad. Para usted las cosas son más fáciles, joven y sin compromisos la vida es fieeesta….Si usted me hubiera visto cuando tenía 20 años….No dejaba títere con cabeza…..Palo y a la bolsa….ja, ja.ja….Y ahora, que empezaron los calores, las chinitas están que arden…Y yo me vuelvo loco Silvio, me vuelvo loco… Me gustan todas, es una maldición…

Misiva Lasciva: Piñas van, piñas vienen

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Córdoba, 27 de Octubre de 2011

Malcolm Little, nació en Omaha, Nebraska, en 1925. Se lo recuerda como líder revolucionario de la minoría negra norteamericana. Era hijo de un pastor protestante afroamericano y de una mujer mulata; durante su infancia sufrió los continuos traslados de residencia de su familia, huyendo de las agresiones de grupos racistas, que culminaron con el asesinato de su padre en 1931.

Estas son cosas que uno piensa cuando esta embutido en una celda de la Unidad Carcelaria de Aprendidos en Barrio Guemez, acusado de riñas y disturbios en la vía pública y un policía va a llegar de un momento a otro a ofrecerle un único llamado para que alguien venga a buscarlo.

Misiva Lasciva: La bohemia

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Córdoba, 20 de Octubre de 2011

Imagínese una década teñida de nostalgia amarga…….Le hablo de un tiempo que los menores de veinte años no pueden conocer. Sí, me refiero a Montmartre por aquella época, cuando colgaban sus lilas bajo las ventanas del barrio, y esto era una humilde protección que les servía de nido a los artistas. Eso no se pagaba con nada, y es allí dónde la conoció….. él se quejaba de hambre todos los días, y ella…… posaba desnuda para ser inmortalizada en un lienzo.

Misiva Lasciva: Harriet Tubman, fuga inmortal

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Córdoba, 14 de Octubre de 2011

La semana pasada hablábamos del canto espiritual afroamericano “Wade in the water” y hablamos también de su significado oculto. Por supuesto este no fue el primero ni el último mensaje cifrado en una canción….pero me sirve de escusa para hablarles ahora de su precedente más fuerte y conmovedor. Se trata de una canción de despedida que está incrustada en la maravillosa historia de Harriet Tubman, la heroína afroamericana que liberó esclavos antes y después de la Guerra Civil estadounidense.

Misiva Lasciva: Aguas turbias

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Estimados Primates:

Están sucediendo cosas extrañas en Alberdi. El Miércoles pasado, me encaminé casi sin querer por la esquina de Santa Rosa y Chubut, y aconteció algo extraordinario. Yo había estado evitando ese cruce fatal de calles, porque me traía malos recuerdos. Pero mientras me dirigía un tanto distraído hacia el Hospital de Clínicas, el mozo del bar estilo colonial y de grandes espejos, salió a la calle con un trotecito ridículo, y llamando la atención de todos los transeúntes….. empezó a gritar mi nombre en voz alta...

Misiva Lasciva: Sin amigos estoy mejor

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1 de Octubre de 2011

Un crimen es una infracción grave a la ley. Y de alguna manera también es romper con un orden, con un pacto. Esto que parecería ser tan claro, se va diluyendo de a poco cuando el orden o el pacto establecido se rompen constantemente, o cuando dicho acuerdo ha sido efectuado en otras circunstancias que ya no tienen vigencia ni sentido.