El pasado inmediato de Natacha

¿Y como es ver todo? ¿Se puede ver todo y traducirlo? ¿A quien le sirve?
Natacha clavo la vista en la esquina del cementerio de San Jerónimo, justo en la esquina en que alcance a ver a Silvio y me empezó a explicar.
-En principio es fácil, porque nadie sabe que le va a pasar, y empieza a trazar su destino a través de mis palabras, de lo que mis palabras dicen que va a ser su destino. ¿Se entiende? Pero con Silvio, las cosas fueron distintas. Era como recomendarle un libro a un condenado a muerte. ¿Qué libros leen los desesperados?¿Que libros le sirven?¿Como te imaginas vos la sala de lectura de un patíbulo?
-No tengo idea-dije.
-Bueno, eso también me pasó a mí. Sabía como iba a terminar todo, sabía la tragedia que se avecinaba….. Vi el incendio, vi la ira de Siconarcópolus, vi los nubarrones que oscurecían el horizonte. Pero por primera vez en mi vida, no sabia que decirle a alguien sobre su propio destino, porque en realidad, Silvio también lo sabia, es decir… lo había escrito, a su manera lo había profetizado. ¿Cómo yo iba a ser tan torpe de poner sobre el regazo de un condenado su propia novela?
-Entonces ¿Qué hiciste?- pregunte desesperado.
-Le di amor – dijo Natacha.
-¿Cómo amor?- repregunté estúpidamente.
-Le dí…..amor….Si de todas formas nos vamos a morir, nos vamos a morir contentos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario