Catálogo: Tres balas más

Primeras tres balas al aire

Chavela Vargas nació el 17 de Abril de 1919 en Costa Rica. Desde joven vestía como hombre, fumaba tabaco, bebía mucho y llevaba siempre una pistola en el cinturón de su característico gabán rojo. Entre otras hazañas, fue la mejor cantante de la galaxia y amante de Frida Kalo. Existe una anécdota contada por ella en primera persona que dice así: “Un 15 de Septiembre estaba dando un concierto en la ciudad de México y siendo las 11 en punto, le pedí al público que diéramos todos juntos el grito de independencia. Como nadie me hizo caso, saque mi revolver y disparé tres tiros al aire. Entonces todos sacaron sus respectivas pistolas y se armó una balacera divina. Y es que los balazos en México son un adorno, un juego de volados con la vida y la muerte que muy pocos pueden entender…”


Segunda tres balas al aire

Louis Armstrong, Satchmo, The King, Pops, el enormísimo cronopio, nació un 4 de Julio de 1900 en Luisiana. A los 13 años y en circunstancias que todavía desconocemos, consiguió un revolver en la noche de San Sebastián y festejó el año nuevo con tres estrepitosos tiros al aire. A las fuerzas públicas les pareció peligrosa su manera de expresar entusiasmo y lo encerraron en un reformatorio. Allí un instructor musical del instituto se hizo amigo del chico y le enseño percusion y canto. Poco después, en circunstancias que todavía desconocemos Satchmo consiguió una trompeta y festejó el blues, el jazz y la vida de forma estrepitosa y genial.
A las fuerzas públicas le pareció peligroso su talento desmesurado, pero ya era mayor de edad, nos pertenecía a todos y nadie, nunca más se atrevería a reformarlo ni un poquito.


Ultimas tres balas, al cielo

John Lennon nació en Liverpool, el 9 de Octubre de 1940 en plena Segunda Guerra Mundial, y en pleno bombardeo de la fuerza aérea Alemana en dicha ciudad. Ninguna bomba del fuiler se atrevió a tocar al futuro Beatle. Pero, lo irónico es que 40 años después, en plena guerra fría, un revolver de calibre 38 y un demente mediocre bastaron para sepultar los sueños de toda una generación.
Sin embargo, algunos como George Harrison, piensan que Chapman se quedo corto. Cierta vez, ante la trillada insistencia sobre si los Beatles que quedaban en este planeta podrían reunirse de nuevo, George puso punto final a la cuestión con poca paciencia y mucho humor negro: “Para una reunión de los Beatles”, dijo ”…solo hacen falta tres balas más”.

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