Mano negra

Llegué al bar donde suelo sentarme a escribir y el barman me pregunta por qué mi mano estaba teñida de negro.

Me pasé un buen rato tirando explicaciones que fueron descreídas progresivamente: le puse grasa a la bici, pero no tengo bici. Estoy laburando de mecánico, pero.... ¿yo, mecánico? ¡Jah! Se me rompió la pluma, pero desde hace como tres años que no tengo pluma. Estuve en prisión y me pintaron los dedos, pero es más probable que Godzilla invada Sudamérica... bah, con eso del código de faltas, no lo veo tan inverosímil, pero mis amigos creen que soy una especie de osito cariñoso. Tiré otras posibles excusas: estuve jugando con toner, eso es posible, pero no tengo plata para comprar toner. Le toqué una nalga a Naomi Campbell y resulta que no era tan negra y se me transfirió la tinta, pero mis amigos no están taaaan drogados. Además, ¿qué haría Naomi Campbell en Córdoba? No sé... ya no se me ocurre otra excusa... me estoy convirtiendo en el lado oscuro del hombre araña, tengo genes de camaleón, le practiqué una fatality a Robocop...

La cosa es que me descubrieron... mis manos estaban llenas de tintura para el pelo...

Inmediatamente surgieron los cuestionamientos: ¿Te estás cubriendo las canas? ¿Ahora sos metrosexual? ¿O conseguiste trabajo de peluquero?

En fin... nadie me cree que hago teatro y que teñirse el pelo es moneda corriente... como sea, una de las frases que más me llamó la atención fue la de alguien que dijo: ¿de qué lado estás?

Sin importarle el hecho de que le dije que soy hombre y me gusta serlo, el sujeto se fue pensando en cualquiera y yo me quedé pensando en cualquier otra cosa. No es la primera vez que me preguntan de qué lado estoy, pero ésa fue la única ve en que mi respuesta fue firme.

Pero otras veces, fue: ¿De qué lado estoy? Y... yo diría que prefiero las retenciones... o que está bien la ley de medios, pero le falta regular las telefónicas... o que la ley de glaciares... bueno, ahí sí estaba en contra. Y ahí fue cuando me encontré con algo sumamente extraño.

Recuerdo la militancia a favor de los derechos humanos y cómo cada uno de los jóvenes empezó a formar parte de esa militancia... pero en estas circunstancias, siento que hay un episodio que me perdí. ¿Cuándo pasó que el militante de los derechos humanos dejó de defender nuestra tierra? ¿Y cuándo pasó que el ambientalista pasó a ser un fundamentalista que apoya a los gobiernos militares? ¿Cuándo empecé a ser un gorila?

Bueno, todo bien, si me lo dicen así, me voy a sentir un poco más cerca de Borges... de hecho, ya estoy perdiendo la vista.... pero me preocupa esa idea de “si no sos nuestro aliado, sos nuestro enemigo”.

Me preocupa porque esa frase la escuché venir de Jorgito Bush no bien pasó lo de las torres gemelas. El borracho decía que si no lo apoyábamos en la guerra contra Afganistán, éramos sus enemigos. Es decir, de nuevo lo que dije la semana pasada, sólo hay buenos y malos. ¿Acaso el que no forma parte de una guerra no puede ser considerado un neutro, o a lo sumo un pacifista? Al fin y al cabo, la neutralidad, la no participación, lo a-político, es también una postura política que implica el no enfrentamiento y aspira a la conciliación.

Es como si yo, de pronto, dijera: ¿Qué hay con que tenga una mano negra? ¡El que no esté a favor de la negritud de mi mano, está en mi contra! [chicharra de error]

¡Error! Hay que ser muy paranoico para pensar que el voto en blanco es un insulto; uno tiene que estar muy loco como para creer que los que no quieren participar de una guerra están tramando una guerra en su contra.

Ejemplo: soy un político sudaca; de la población mundial, sólo el 10% sabe de mi existencia; me mantendré al margen de esta guerra para que mis cuatro soldados invadan Estados Unidos mientras su milicia está ocupada... ¡Y dominaré el mundo! ¡Mua, ha, ha, hah!

Pero les cuento, Pinky y Cerebro ya no inspiran nuevos episodios, porque Cerebro trabaja para un distrito público y se la pasa jugando al buscaminas en la computadora mientras Pinky reparte pizzas por Nueva Córdoba y la pasa bomba.

Mientras tanto, en los suburbios de Monópolis... hay un grupo de fanáticos de la Madre Tierra que conspiran contra el Estado para desestabilizar el sistema sólo para proteger a un par de gatitos de la Reserva San Guillermo. ¡Siniestros, crueles, sanguinarios! ¡Jipis fumahierba que salen a la calle con pancartas para pedir, armados de cánticos y conceptos difíciles de decir ante la prensa, que no se instale una empresa minera al borde de las afluentes de una reserva natural... ¿A quién se le ocurre defender el medioambiente en tiempos en que la naturaleza y el clima corren tan poco riesgo?

¿Yo? Yo no soy sarcástico, no sé por qué me lo dicen... no sé de qué me están hablando... ah, sí me dijeron que estoy a favor de los militares por decir que estoy en contra de la megaminería a cielo abierto. Pasa que tiene mucho que ver, porque está todo bien con la mina y hasta en eso me opongo, porque yo prefiero a la mujer... ergo, soy gorila.

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