Chubut, Santa Rosa y después: La gotera

Dm Am
Ya nunca encontrare aquella esquina
E7
que contaban las misivas
Am-A7
entre copas y cafés.
Dm Am
Las calles y las lunas de este barrio
E7
pertenecen a corsarios*
Am
todo ha muerto ya lo sé.



Todo comenzó con una gotera. Se me ocurrió llamar a un plomero para poner fin a las filtraciones de humedad que me obligaban en los días de lluvia a recurrir a baldes acumuladores que resonaban con ritmos acuáticos.


Y lo que emprendí como una solución necesaria a un problema de la infraestructura de mi hogar, desembocó en algo atroz, ya que a partir de allí me vi envuelto en una serie de eventos de difícil explicación. Creo que cuento estos sucesos para no volverme loco. Porque narrándolos como hechos ficticios, todos crearan que invente una historia y yo mismo, al transcurrir los años me persuadiré que así fue.


Al fin y al cabo, la realidad, es lo que todos acordamos que sea la realidad.


Mi primera sorpresa fue encontrarme con un plomero amante de Schopenhauer. Mientras sellaba la grieta de humedad me dijo: “Si bien se mira, toda gotera es una metáfora de la sucesión, del tiempo. Por eso molestan tanto. Los días se van inevitablemente y se transforman en semanas, en meses, en años. Y al fin nos damos cuenta que una infinita duración ha precedido nuestro nacimiento, y que una infinita duración lo seguirá. Nuestra existencia es solo unas cuantas gotas de una lluvia sin fin. La gran pregunta es: ¿Cómo salimos de esta pieza que nos muestra tan poco y nos zambullimos en la eternidad de los mares y tormentas”.


Esto último lo dijo casi con tristeza. Con un poco de esfuerzo recuperó la compostura y agrego mirando al techo: “Ahora hay que esperar 48 horas que se seque y aplicar otra capa de impermeabilizante…”.


A los dos días el plomero volvió por casa para terminar el trabajo. Y mientras se quejaba de los paros del transporte y el precio del dólar, volvió a entrar en trance y me dijo: “…Los paganos admitían la existencia de divinidades imperfectas. Para ellos, Los dioses cometían errores que hacían que este universo registrara imperceptibles fallas. No debería jactarme, pero yo he encontrado una de esas fallas en la esquina de Santa Rosa y Chubut…”.


A continuación me paso a detallar como cierta vez ingreso a la vieja casona para hacer un presupuesto y quedo literalmente fuera del tiempo real: “Algo sucedió en ese lugar que cambió mis coordenadas. El resto del día estuve cinco minutos en el pasado, es decir: Buscaba objetos que tenía en la mano; pagaba cafés que no recordaba haber consumido y carbonizaba milanesas que, para mí, recién ponía en la sartén. Por fortuna, no alcancé a tener un poco de sueño que ya me quede dormido y al otro día todo volvió a la normalidad. Eso sí, me cuido bastante de volver a pasar por la esquina de Santa Rosa y Chubut. Hay ahí una falla cósmica, un vórtice espacio temporal que bifurca las dimensiones sin orden ni concierto.. ”.


Esto último lo dijo con mucho miedo. Pero recuperó la compostura y me dijo mirándome a los ojos: “Son 500 pesos entre materiales y mano de obra…”.


Esa noche, regresando de la casa de un amigo, una terrible lluvia de desplomó sobre el barrio. Me interceptó en la zona del Clínicas y busqué refugio en un alero de la esquina colindante.


Descanse unos segundos bajo el dintel de la puerta, y al apoyarme levemente para evitar el agua que desbordaba la calle e invadía la vereda, la puerta se abrió de par en par.


Un trueno ensordecedor me hizo reparar que esa era la esquina tan temida de la que me hablo el plomero. No pensé en nada, mi impulso fue entrar y así lo hice.


Camine a través de un pasillo oscuro que desembocaba en un patio interno, luminoso, con fragancia a begonias. Inexplicablemente adentro no llovía.


En el medio del patio había un anciano sentado a una mesa, tenía un trofeo en la mano, una estatuilla tallada y reluciente. El anciano me hizo señas que me sentara y lo acompañara con un trago. Así comenzó nuestra charla, que más bien fue un monólogo, SU monólogo.


Es que estaba muy solo y tenía muchas ganas de hablar: Me conto que cuando era un joven actor de 23 años nada más, dejó su Inglaterra natal y se instaló en tierra americana casi al mismo tiempo que el cine comenzaba a surgir de la nada. Me contó que en siete años realizó casi toda su obra de cortometrajes, que obtuvo la fama mundial y la riqueza, que se convirtió en su propio productor e impuso como personaje a su pequeño vagabundo, a su entrañable antihéroe que se burlaba de la autoridad, el poder y la ambición, y cuyas desventuras fueron imitadas por buena parte del cine cómico que vino después.


Pero el hombre también calló, y calló cosas importantes: Por ejemplo no mencionó sus escándalos sociales, provocados por su relación con mujeres muy jóvenes, y especialmente por sus accidentados matrimonios y divorcios. Omitió también sus numerosos fracasos cuando el cine se volvió sonoro y tampoco quiso recordar que a finales de 1952 se embarco en un trasatlántico con destino a Europa acusado de inmundo comunista.


Allí se había quedado los últimos 20 años para dedicarse exclusivamente a eludir periodistas y engendrar y criar cuatro hijos más con su última esposa.


Al final de la charla, el anciano me intento convencer de dos cosas: Que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas le había otorgado un premio especial la noche anterior, a poco de cumplir los 83 años; y que esa noche era el 22 de Abril de 1972.


No dije nada, me levante y me fui sin saludar con el espanto propio de quien ha visto el fantasma de un fantasma.


Afuera había cesado la tormenta. Pero el viento aún no podía secar las gotas que humedecían las casas y los perros.

1 comentario:

  1. Que bueno que alguien se acuerde de nuestro barrio Alberdi tan baqueteado, aunque sea haciendo una semblanza. Le pido al autor de CHUBUT, SANTA ROSA Y DESPUÉS, que haga algo bien testimonial sobre cómo están devorando nuestro patrimonio cultural, poniendo el ojo en un espacio que es emblema del barrio como el viejo Teatro Colón. Muchas gracias. Emiliano Acosta (pirata y comprometido vecino en lucha por barrio Alberdi).

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