Cartas a Papá Noel

Este martes, al salir de mi casa, me encontré con que un perro del barrio había destrozado una bolsa de basura en el cantero, frente a la puerta. Me puse a recoger toda la porquería, algo que pocas veces hago con ganas; pero, mientras lo hacía, me encontré con una carta a Papá Noel, quizás escrita por uno que se arrepintió y la guardó al lado de un flan podrido a medio comer.

La curiosidad me mató. Envolví la basura, la colgué para que se la lleve el camión y me llevé la carta para leer cómo andan los pedidos navideños por estos días. Le eché medio tarro de desinfectante y me puse a leer con un broche en la nariz:



Querido Papá Noel:

Para esta Navidad, quiero pedirte que el Papa no sea tan cobarde y que admita que el beso con el tipo islámico de la campaña de Benetton le gustó un poquito, que Obama se saque la careta y reconozca que la campaña en Medio Oriente fue sólo para conseguir petróleo, que los EEUU dejen de tener derecho de veto en la ONU y que dejen de boicotear los proyectos por el medioambiente, que Monsanto deje de meter mano en nuestra comida, que los accionistas dejen de meter mano en nuestro bolsillo y que los curas dejen de meter mano…

Sé que estoy pidiendo mucho, pero como éste es el último año en que me van a dejar creer en vos, quisiera hacerlo a lo grande.

Un abrazo del tamaño de tu barriga.



Bueno… no me sorprende que se haya arrepentido… después de transcribir esta carta, la tiré, desinfecté la casa y me fui de ahí mientras los duendes de la lavandina hacían su trabajo.

Al día siguiente, volví a encontrar el mismo paisaje: una bolsa desarmada en el cantero. Qué ternura de perro…

En la bolsa había otra carta del mismo niño arrepentido envolviendo los restos de lo que alguna vez fue una salchicha alemana con chucrut. Procedí a desinfectarla como corresponde y como no había broches de ropa a mano, me puse una nariz de payaso de goma espuma embebida en perfume y vi el siguiente encabezado: "Queridos Papá y Mamá (también conocidos como Papá Noel".

Cuando leí eso, pensé que algún amigo le había blanqueado las cosas, pero la carta en sí conservaba cierto grado de magia navideña. La carta continúa así:



Queridos Papá y Mamá (también conocidos como Papá Noel:

Quisiera pedirles milagros del tipo de Paz Mundial, pero sé que sería demasiado, así que simplifiqué mis deseos para que estén a su alcance. Para esta Navidad quiero que le digan al Choclender ése que deje de hablar estupideces, que las Madres de Plaza de Mayo vuelvan a ser la organización que fue en un principio, que algún Robin Hood recupere lo que se choreó Kammerath alguna vez, que Giacomino reconozca que parpadea más de lo que piensa, que la policía dé seguridad y no miedo, que Cristina done sus carteras a los pobres y que, de una vez por todas, Facebook deje de andar como el guanero.

Un abrazo tamaño baño.



Limpié la casa y me fui a vivir la vida mientras hacían efecto las pastillas de gamexane.

Me llamó la atención esto de las cartas; el pibe me estaba empezando a caer bien. Pero la razón por la que volví más o menos temprano a casa fue para poder despertarme a la mañana y ver quién era ese perro de porquería que destruía las bolsas de basura frente a mi casa.

Pero cuando me levanté, ya era demasiado tarde…

Escuché ruidos de mordiscos y goce extremos, pero, al salir, el perro ya se había ido. Y la bolsa estaba allí, desmembrada, exhibiendo la cáscara de un melón que aún olía apetitoso y una caja de preservativos vencidos.

De todo eso, podía deducir que los padres del niño eran muy viejos como para usarlos, o el escritor de las cartas es un adolescente con poco para hacer con su vida… como el lector de las mismas.

Lo extraño fue que esta basura no contenía ninguna carta. Metí todo en una bolsa y lo dejé a cargo del servicio de recolección. Entré a casa y, debajo de la puerta, vi un sobre que decía "Para Flash Donicelli".

Abrí el sobre y me encontré con un encabezado bastante extraño: "Querido Flash Donicelli (también conocido como Papá Noel)".

Es posible que este pibe me haya reconocido en las fotos de aquel evento en que me disfracé de Papá Noel; si bien el disfraz cubría casi todos mis rasgos físicos, la conjuntivitis que tenía era inconfundible.

La carta decía:



Querido Flash Donicelli (también conocido como Papá Noel):

Prometo no decirle a nadie tu identidad secreta a cambio de que dejes de decir groserías en Sangre de Monos, que encuentres a Silvio cuanto antes, que limpies de policías la plaza de artesanos de Río Ceballos, que participes del tongo y que impidas la construcción de la cancha de golf de Mendiolaza.

Un abrazo, flaco.



Bueno, esto fue más una amenaza que un pedido… Pero bueh, no me importa… siento decirle que de eso de que deje de decir insultos en la radio, siento decir que no puedo garantizar nada.

Guardé la carta en un cajón como recuerdo… quizás hubiese guardado las otras también si no fuese por algunos impedimentos sanitarios.

Ayer, había pasado de largo y me quedé pegado a la puerta, esperando la llegada de aquel perro vándalo. Apenas sentí el ruido del maldito, salí con la intención de darle un chirlo inolvidable; pero el muy turro me miró con ojos de caramelos media hora y no pude hacer nada.

Y ahí quedó… la bolsa de residuos, destripada en el cantero, con una carta navideña abollada junto a una hamburguesa de Mc Donalds que parecía nueva, pero que podría tener años de edad, ya que esas porquerías no se descomponen nunca.

Esta vez, para no tener que gastar en desinfectante, le saqué una foto. Me encontré, en esta oportunidad, con este encabezado: "Querido Yo (también conocido como Papá Noel".

Bueno… yo me imagino que al pibe, para no matarle la ilusión de golpe, le dijeron que Papá Noel se jubiló porque ya es un viejo gagá, ahora contrata a cualquier paparulo para que se disfrace de él, que, por culpa de eso, la Coca Cola aprovechó para vestirlo de rojo y blanco en lugar del vestuario verde tradicional, que la Coca Cola quiere adueñarse de la Navidad, algo así como el Grinch del Neoliberalismo, que Papá Noel no puede subir al trineo con la silla de ruedas porque es poco rentable para las industrias renomotrices… en fin, que Papá Noel, en realidad, está en nuestros corazones… bueno, un pibe que le pide eso a Papá Noel tiene que tener padres progres, ¿no? En fin, el pibe terminó creyendo que Papá Noel es él mismo y puso esto en la carta:



Querido Yo (también conocido como Papá Noel:

Como no tengo plata para darme ningún regalo, al menos me gustaría que mi vecino Flash no sea tan linyera y deje de revisarme la basura.

Un autoabrazo.


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