Vudú Nigeriano

El Vudú considera que existe una entidad sobrenatural última, todopoderosa, pero ésta es inaccesible y permanece ajena al mundo de los humanos, por lo que la comunicación con ese mundo ha de llevarse a cabo a través de los Houngan, sacerdotes que tiene la función de ponerse en contacto con la divinidad a través de diferentes ritos…

Año 2008, ciudad de Sokoto en el noroeste de Nigeria. Matibù y Káta, dos ingenuos adolescentes nigerianos aficionados a la informática y el futbol llegan hasta la casa de un conocido sacerdote Vudú llamado Victumdé con la intención de pedirle que aplique algunas maldiciones al equipo argentino, su futuro rival mundialista. El brujo les advierte que la religión no se ocupa de asuntos menores y que los pedidos específicos y con nombre propio son mal recibido por los dioses. Les ordena que regresen mas tarde modificando el pedido de manera poética.

Los dos imberbes no han tomado conciencia de que con algunas cosas no se juega y se tras ladan a lo de un amigo poeta: Luislelé, para que le redacte el pedido…


Luislelé trata de acomodar un poco el pedido de los muchachos pero les advierte que las palabras y el lenguaje son sagrados y no deberían de ocuparse de asuntos tan vanales como un deporte. Sin embargo terminan el pedido y se lo llevan a Victumdé.

Mundial del 2010, Argentina llega a Tierras sudafricanas con el plantel intacto y el cuerpo técnico en perfecto estado de salud. Los muchachos corren hacia la morada de Victumdé a reclamarle por la falta de eficacia de la magia vudù y el lenguaje poético.

Victumde está atendiendo a un turista argentino que fué a consultarlo, su nombre es Guillermo y ambos se ven arremetidos por los irrupción iracunda de Matibú y Káta. Juntos revisan el pedido y se dan cuenta del siniestro malentendido:

- Que el gran idolo argentino no llegue al mundial (Sandro falleció unos meses antes, el pedido habia sido para liquidar al Diegote).
- Que tampoco llegue esa pulga que les da tantas alegrìas (Se fué el querido Jorge Ginzburg, pero Messi llega intacto).
- Que los once de celeste y blanco sean intrascendentes futbolisticamente (no cabe duda que el odio de los dioses cayó sobre el Racing cordobes).

El futbol y la religión han sido definidos por los intelectuales como el opio de los pueblos.
Está claro que mientras dure el mundial se esconderán un montón de problemas… y otros se resolverán de la peor forma y a nuestras espaldas…

Pero los Monos, que hemos comprado espejitos de colores, que hemos creido ser derechos y humanos, que hemos creído estar en el primer mundo comprando bananas a mitad de precio, no nos engañamos…

Somos lo que somos, y parte de ello, es creernos que el equilibrio universal dura 90 minutos; que un pibe que se divierte apilando rivales con la 10 en la espalda es Dios; que el diablo se viste de negro, y puede arrebatarnos el cielo cobrando un penal en contra en el ultimo minuto…
Intelectuales hubo y habra siempre, pero la religión pagana no se mancha.


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