El acto de ver con los propios ojos

La primera vez que vi una imagen de la piedad de Miguel Ángel tuve la certeza de que quien sufría era esa mujer con su hijo en brazos, con el cuerpo de su hijo en brazos, un cuerpo inhabitado, vacío de todo ser.
No vi el final de un vía crucis, no vi a un cristo atormentado por el martirio, no vi un sacrificio.
Vi algo que no era alguien ya.
No vi muerte por que no estaba muriendo, ya no había ni siquiera muerte ahí.
Había un algo estanco, ajeno de si, sin sentido.

“El acto de ver con los propios ojos” de Stan Brakhage. 
Dije que era intenso pero que no dejaba de ser bello y quizás me equivoque.
Quizás no es bello.
Creo que es más acertado decir que el arte no es siempre la búsqueda de la belleza, de lo placentero, sino  -quizás- de lo intenso. De lo puro.
Tiro esa,  por ahí la pego.

Para no herir la susceptibilidad de nadie pongo videos de “El acto de ver con los propios ojos” el que quiere lo ve.
Son dos videos, uno de 9 minutos y pico, otro de 4. Nos los voy a cansar con descripciones tendenciosas, aviso simplemente que son tomas de una autopsia, aunque la mayoria de refilon, nunca directas. 
No se me hagan los pudorosos que peores cosas han visto en películas de medio pelo hollywoodenses.
No es gore, no hay oscuras pretensiones de horrorizar a nadie. 
Hay una mirada extrañada, un alguien tratando de entender, aunque no alcance.

La palabra “autopsia” viene del griego y significa, literalmente, “ver por uno mismo”.
Cuando veo “El acto de ver con los propios ojos” de Stan Brakhage veo la piedad de miguel ángel, sin la virgen.



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