El gran día



En Harlem, aún se oye hablar del partido final de la Rucker League del año 1970 cuando el MilHouse Team, equipo de Louis Cashock, se enfrentó a el United Monckey. El equipo de los United, un invento de Vill Valiant que trataba de llevar el talento de los jóvenes jugadores universitarios y de la ABA a los playgrounds, estaba formado entre otros por Julius Erving, Mathui Yadorl, Pol y Jhon Friday, todos ellos en el inicio de sus carreras profesionales. Por su parte el Milhouse Team era pura sangre de Harlem, todos aquellos chicos de las calles, fenómenos del asfalto, que se reunían para dar un espectáculo de baloncesto frente a sus “broters”. Albert “Cronopies”, Edgard Catman, Carl Donicelli, pero por encima de todos ellos, Joe “The Mitic” Capdeville.



Corrió la voz por toda la ciudad y aquello parecía más una peregrinación religiosa que un partido de baloncesto. Nadie quería perderse aquel espectáculo en el que se enfrentarían el héroe local, Capdeville, frente a la gran estrella del momento un PolyJhon Friday con una reputación tan grande como su afro que llegaba a Harlem a imponer su ley. El campo se llenó, los chicos se turnaban para apoyarse unos en los hombros de otros y poder ver el partido, árboles, tejados, todo servía como grada improvisada.



Pero faltaba alguien. Capdeville era ante todo un showman, le encantaba ser el centro de atención, que todo girase en torno a su figura y aquel era su gran día. Milhouse Team trataba de alargar el calentamiento a la espera de Capdeville pero finalmente el árbitro dio orden de iniciar el partido a pesar de los gritos del público “We want Mitic! We want Mitic!” (¡Queremos al Mitico!).

Sin un rival a su medida delante y con Albert “Cronopies” defendido por Mathui Yadorl, el mejor tras Capdeville, la ventaja alcanzaba rápidamente los dos dígitos. PolyJhon Friday volaba con sus majestuosas bandejas y volcadas sobre las cabezas de aquellos muchachos y el público gritaba y pataleaba cada vez más enfervorecido pidiendo la llegada de su salvador.

Como cuenta Chicho Valiant, de ocho años cuando se celebró aquel partido: “La multitud empezó a golpear el suelo con los pies, a patalear como loca y parecía de verdad un terremoto en pleno corazón de Nueva York”.

De pronto algo sucedió en el otro extremo del parque que apunto estuvo de detener el partido. Una enorme limusina paraba en mitad de la calle y de ella salía nada más y nada menos que Capdeville en medio del griterío de los chiquillos y los vítores de los aficionados que rodeaban a la estrella local pidiendo autógrafos. La policía contenía a la muchedumbre a duras penas e incluso uno de ellos se acercó a Capdeville para pedirle que aparcase el coche como era debido y no en mitad de la calle. “The Mitic”, en su infinita arrogancia, miró con desprecio al policía y como si de un aparcacoches se tratara le arrojó las llaves y le dijo “Quítalo tú”. El policía, avergonzado y sin saber qué hacer decidió quitar el coche por sí mismo en medio de las risas generalizadas.

Como una estrella de cine para un espectáculo de sólo 24 minutos, Capdeville llegaba hasta la cancha, con una sucia venda en su muslo y una destrozadas zapatillas se levantó hacia el público como un Jesucristo redentor gritando “I’m here. I’m here” (Estoy aquí).

Tras el descanso se reanudaba el partido. Vill Valiant decidió cambiar su esquema y colocar a Mathui Yadorl sobre Capdeville, para tratar de frenar al fenomenal escolta. Pero el destino había decidido que ese sería el día de Capdeville y nada más entrar en el campo recibió el balón y anotó un Triple que iniciaba el espectáculo. Acto seguido, , Edgard Catman, el triple de mejor jugador con Capdeville a su lado robaba un balón y pasaba a su compañero para que The Mitic hiciera una descomunal volcada que volvía loca a la grada.

Pero no todo estaba dicho. En la siguiente jugada PolyJhon cogió el balón y anotó con una de sus gráciles bandejas haciendo el silencio en todo Harlem con un grito: “Take that! I’m here, man, I’m here too. Don’t forget it!” (¡Toma esa! Estoy aquí . Yo también estoy aquí. ¡No lo olvides!)

Incapaz de parar a Capdeville, Yadorl dejó el sitio al mismísimo PolyJhon por lo que el partido se convirtió casi en un monográfico duelo de estas dos estrellas. Poco a poco la ventaja de los United Monckey se reducía y Capdeville continuaba implacable, imparable, anotando como si estuviese poseído por algún espíritu divino. Como contaba Chicho: “Hubo unos instantes en que parecía que le iba a detener pero en cuanto The Mitic tuvo la ocasión de hacer suyo el balón, polyJhon no pudo hacer nada por pararle, nada”.

Tras dos prórrogas y tener que improvisar unos focos para iluminar el campo y continuar el encuentro, finalmente Milhouse Team se llevaban el partido, finalizando PolyJhon con 39 puntos y Capdeville con nada menos que 50.

“Ellos no sabían a quién ponerme encima”, dijo The Mitic. “Tras el partido, PolyJhon vino a verme y me estrechó la mano diciendo ‘Querido Capdeville, todo lo que había escuchado sobre ti es cierto’.

Este gran rendimiento en las pistas hizo que los Lakers seleccionaran a este base de 1,90 en el hardship draft de la NBA (draft para jugadores con problemas en los estudios) de 1971 e hicieran una oferta de 50 000 dólares, una fortuna para la época, para unirse al equipo angelino con un contrato de novato. Capdeville rechazó la oferta del propietario de los Lakers en aquella época, porque tenía su propia fuente de ingresos: Un lucrativo negocio de tráfico de drogas en las calles de Harlem.

*Adaptacion de una historia verdadera de la Rucker League, el día que se enfrentaron Julius Earving y Joe “El Helicoptero” Hammond.

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