Las Carreras Violentas de Bizancio



En el siglo VI, las carreras de carros eran un deporte de elección y ganar y perder era en verdad cuestión de vida o muerte.[...] En el año 527 d.C., Justiniano sucedió a su tío, Justino, como el emperador romano de Bizancio. En ese momento, el Imperio Romano se encontraba bajo una presión implacable en varios frentes – con el Imperio Persa como una amenaza constante desde el este, los eslavos haciendo incursiones en los Balcanes y en Europa occidental el desmoronamiento del Imperio Romano. Y entonces un problema se inició en casa, en Constantinopla.



La capital de Bizancio (hoy Estambul) fue famosa por sus carreras de carros, en las que participaban cuatro equipos. Cada uno fue conocido simplemente por sus colores: Rojos (Roúsioi), Verdes (Prásinoi), Blancos (Leukoí) y Azules (Vénetoi).

En el momento que comenzó su reinado Justiniano – un gran defensor de los Azules -, los Rojos y los Blancos se convirtieron en una vergüenza para sus seguidores. Sólo había dos equipos en la ciudad sobre los que valía la pena hablar, los Verdes y los Azules. El uso de los colores de su equipo se convirtió en un aspecto importante del modo de vestir de los habitantes de Bizancio.
Los Azules se situaban en el Hipódromo – uno de los más grandes de la antigüedad, con capacidad para 100.000 espectadores- frente al palco del emperador, cerca de las puertas de salida, y los Verdes en el extremo opuesto; y la rivalidad entre las dos partes era feroz e incontrolable.

En las carreras eran casi tan frecuentes las lesiones e incluso la muerte como en los combates de gladiadores, y la multitud normalmente llegaba a un frenesí que conducía a enfrentamientos entre seguidores rivales. Preocupado por el creciente nivel de violencia, Justiniano dirigió sus esfuerzos hacia los miembros más extremos de cada facción.

Con los ciudadanos enfurecidos por los altos impuestos y los más fanáticos de los Verdes y los Azules en la cárcel, Justiniano necesitaba una distracción. Volviendo la vista, sin embargo, su decisión de celebrar una carrera de carros entre los dos principales rivales deportivos en la ciudad es bastante cuestionable.

Tres días antes del evento deportivo – que se fijó para el 13 de enero del año 532 – varios miembros de los Verdes y los Azules debían ser ahorcados. Sin embargo, dos (uno de cada facción) sobrevivió y encontró refugio en una iglesia. Llegaron seguidores en su ayuda y exigieron el indulto del Emperador.

A medida que la competición avanzaba en el Hipódromo, aumentaba la hostilidad en los seguidores y comenzaron a canalizar su ira hacia el palco imperial. En la carrera 22, las dos facciones habían encontrado una sola voz, cantando “Nika, Nika”, es decir “Victoria, Victoria”. Esto nada tenía que ver con el concurso deportivo.

El Hipódromo de Constantinopla estaba conectado con el palacio, lo que permitía a los espectadores ver al emperador, pero permitía también al emperador una rápida salida, y tomando los cánticos como una referencia a la victoria de la multitud sobre el emperador, Justiniano decidió abandonar la arena. Fue salir el emperador y extenderse la violencia por el Hipódromo y por las calles. Los disturbios llegaron a ser tan graves que Justiniano no podía abandonar el palacio e Hipatio, un sobrino del ex emperador Anastasio I, decidió aprovechar la oportunidad para proclamarse a sí mismo emperador.

El Hipódromo se convirtió en el centro de operaciones de los mafiosos, con las principales figuras de los Verdes y los Azules dirigiendo los disturbios desde la seguridad del estadio.

Justiniano intentó una última maniobra para mantenerse en el poder y envió a uno sus hombres al Hipódromo. Narsés fue directamente a los Azules ” y les recordó que Justiniano también fue un defensor de los Azules”. Hipatio, según él, era un fanático de los Verdes.


Los Azules tuvieron que elegir entre sus tradicionales rivales deportivos y su odiado emperador, inmisericorde ante las ejecuciones de un gran número de los suyos. Sin embargo, el Emperador era uno de los Azules. Ante el asombro de los Verdes, los Azules asaltaron el Hipódromo.

Esto fue después de varios días de violencia, que dejó casi la mitad de la ciudad bien quemada o destruída. El ejército, sin embargo, ya había iniciado una gran presión contra los amotinados, obligando a muchos a retirarse al Hipódromo.

Con los Verdes bloqueados en el interior del estadio, el ejército irrumpió en el recinto. En total 30.000 manifestantes fueron asesinados.

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